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Diferencia entre nutrir e hidratar la piel

Diferencia entre nutrir e hidratar la piel

A la hora de elegir los cuidados básicos para la piel, muchas veces nos preguntamos: ¿necesito hidratarla o nutrirla? Y la verdad es que, aunque parezcan conceptos similares, es fundamental establecer la diferencia entre hidratar y nutrir y comprender qué pieles necesitan una u otra acción.

¿Cuál es la diferencia entre hidratar y nutrir?

Para poder hacer una diferenciación es importante conocer el significado de cada término.

La hidratación significa restablecer el grado o nivel de humedad óptimo de la piel, un principio básico para cualquier edad si tenemos en cuenta que el agua siempre es necesaria.

La piel recibe agua, principalmente, desde el interior del cuerpo, pues es el organismo quien se encarga de “dar de beber” a las células de manera constante. Sin embargo, la epidermis, la capa más superficial de la piel, también está constituida por diferentes capas de células. En este caso el agua se distribuye desde la capa más interna hasta las exteriores, por tanto, estas últimas no reciben la misma cantidad de agua que las anteriores.

Para igualar el nivel de agua se genera el manto hidrolipídico, encargado de la hidratación de la piel a través de los poros. Lo ideal es que este manto esté formado por agua y sebo a partes iguales, pero no siempre es así. Si falta agua aparece la piel grasa, por eso las cremas para este tipo de piel suelen ser más fluidas y ligeras. Y si la piel es seca es porque falta parte de sebo, lo que quiere decir que hay que incorporar una cantidad mayor de lípidos en el tratamiento.

La nutrición, por el contrario, tiene como objetivo regenerar las células de la epidermis y fortalecer la barrera protectora natural de lípidos para evitar la deshidratación y la sequedad, lo que se traduce como “dar de comer” a la piel.

Los tratamientos nutritivos están generalmente recomendados para pieles secas y maduras que requieren un paso más allá de la hidratación. Cuando se van cumpliendo años la piel deja de regenerar las células por sí misma y necesita ayuda externa, por eso estas cremas contienen una gran concentración de principios activos.

En definitiva, al igual que el cuerpo necesita hidratarse a través del agua y nutrirse con alimentos, la piel requiere una hidratación constante para restablecer el grado óptimo de agua y un extra de nutrientes para fortalecer la barrera protectora.

Hidratar o nutrir: ¿cómo saber lo que necesita mi piel?

Lo primero que hay que hacer es saber si la piel está seca o deshidratada. Algunas pistas que pueden ayudarnos a saber si hay necesidad de hidratar o nutrir son las sensaciones, cómo la vemos y sentimos:

  • Una piel seca tiene como principal problema la menor cantidad de lípidos, y muestra picor o picazón (purito), incomodidad, rigidez después de la limpieza, aspereza al tacto, y a veces grietas o descamaciones.
  • La piel deshidratada, como consecuencia de la abundante pérdida de agua, tiene falta de flexibilidad y elasticidad, una notable pérdida de luz, puede aparecer tirantez y, si continúa sin ser hidratada, puede aparecer descamación.

Hidratación

Es fácil que la piel se deshidrate, especialmente en verano con el viento, el sol o incluso los ambientes cerrados y los aires acondicionados, por eso al hablar de hidratación hay que pensar en productos que ayuden a mantener el agua en la superficie cutánea y evitar que esta se pierda.

Si mantenemos la hidratación de manera adecuada lograremos conservar las propiedades mecánicas de la barrera cutánea, otorgándole además flexibilidad y suavidad. Pero para ello hay que tener en cuenta que las cremas hidratantes es recomendable utilizarlas por la mañana, inmediatamente después de la limpieza, que es cuando la piel es más propensa a la deshidratación y está más receptiva a la absorción de activos.

Nutrición

La nutrición de la piel debe llevarse a cabo cuando las necesidades van más allá de la hidratación o cuando comienzan a aparecer pequeñas líneas de expresión. Estas cremas contienen activos regeneradores, reafirmantes o reestructurantes, lo que significa que contendrán vitaminas, minerales y elementos como el ácido hialurónico para estimular la formación de colágeno.

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Las cremas regeneradoras suelen estar indicadas para aquellas pieles en las que ya se ha iniciado un proceso de envejecimiento y se observa una pérdida de firmeza. Por eso es aconsejable aplicar a partir de los 30 años cremas con un plus de nutrientes para combatir los signos del envejecimiento, las arrugas y la falta de elasticidad.

La principal diferencia con la hidratación es que los productos nutritivos deben utilizarse por la noche ya que el reposo cutáneo ayuda a la absorción de nutrientes y maximiza su acción regeneradora. Es importante aplicar estos productos con la piel desmaquillada, limpia y seca.

Como podemos ver, la hidratación y la nutrición son pasos complementarios en la rutina de cuidados faciales y corporales. Lo más importante es tener la piel siempre hidratada y estar atentos a los síntomas mencionados, y posteriormente agregar la nutrición mediante cremas regeneradoras para ayudar a la piel a mantener la firmeza y elasticidad, que disminuyen a medida que van pasando los años.

¿Qué significa el Factor de Protección Solar?

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El sol puede aportarnos múltiples beneficios a la salud, como el desarrollo de la Vitamina D o la producción de serotonina, pero también tiene numerosos efectos positivos del sol sobre la piel, siempre y cuando seamos conscientes de la atención y el cuidado que requiere.

Para mantener la piel protegida y evitar problemas derivados del sol, como el cáncer de piel en los casos más graves, es importante conocer qué es el SPF que aparece en los botes de los fotoprotectores y saber cuál escoger.

Protección solar para prevenir el cáncer de piel

La incidencia del cáncer de piel ha aumentado considerablemente en las últimas décadas, especialmente los melanomas. De acuerdo con las estadísticas de la Skin Care Foundation, solo en Estados Unidos se calcula que 1 de cada 5 personas desarrollarán algún cáncer de piel a lo largo de su vida.

El cáncer de piel es el más frecuente en todo el mundo, representando el 50% de todos los tumores que se diagnostican cada año según expertos del Hospital Ruber Internacional de Madrid. Y de todos los tipos, el melanoma es la forma de cáncer de piel más peligrosa y la responsable de más del 80% de las muertes por cáncer de piel (Academia Española de Dermatología y Venereología).

La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) estiman que en España se detectan anualmente 6.000 casos nuevos de melanoma. Uno de los principales factores que hace que la incidencia de estos tipos de cáncer siga aumentando es la exposición solar inadecuada.

Para protegerse de la radiación solar uno de los métodos más efectivos es la aplicación de crema protectora, pero cada piel es distinta y cada persona debe utilizar una u otra en función de su fototipo. Lo importante es saber cómo funcionan estas cremas y conocer cuál es el SPF o factor de protección adecuado en función del tipo de piel.

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¿Qué es el Factor de Protección Solar o SPF?

El SPF (Sun Protection Factor) o FPS (Factor de Protección Solar) es el índice que mide la capacidad protectora de una crema frente a los efectos nocivos de la radiación ultravioleta sobre la piel. Este número indica el tiempo que el producto aumenta la capacidad de defensa de la piel frente al sol, es decir, el tiempo máximo que puedes estar expuesto sin quemarte. Existen diferentes factores de protección solar, que abarcan desde el SPF 5 hasta el SPF 50+.

La fórmula para calcular dicho tiempo es multiplicar el tiempo que tu piel podría, de forma natural, estar expuesta al sol sin quemarse por el factor de protección solar de la crema que elijas. Pongamos como ejemplo un protector solar que ofrezca un factor de protección 30. Esto significa que la piel puede estar expuesta a los rayos UVB sin presentar quemadura 30 veces más tiempo que la misma piel sin protección solar. Así que, si por ejemplo tu piel aguanta 10 minutos al sol sin quemarse y se aplica una crema SPF 30, el resultado sería de 300 minutos de exposición solar segura a lo largo del día.

Conviene saber que en ningún caso el SPF indica el grado de permisividad al bronceado y que no es un valor absoluto, es simplemente un dato que permite orientarnos sobre el margen de tiempo adicional que podemos estar expuestos al sol sin sufrir quemaduras.

Lo que sí es cierto es que cuanto más elevado sea el factor de protección, más tiempo de protección presenta, siempre y cuando la crema solar se aplique correctamente en cantidad y frecuencia: después del baño, si se identifica un exceso de sudoración, si hay contacto continuo con la arena de la playa, etc. También hay que considerar que existen diversos factores que pueden distorsionar el valor del SPF: más allá de los inherentes a las características de la radiación y al tipo de piel, son importantes los relativos a cada tipo de filtro: capacidad de penetración cutánea, resistencia al agua y al sudor y modo de aplicación.

¿Cuál es el SPF adecuado para cada tipo de piel?

Para poder escoger el fotoprotector adecuado es importante tener en cuenta algunos factores, entre ellos el tipo de piel.

  • Piel grasa: se deben aplicar fotoprotectores con formatos fluidos o emulsiones seborreguladoras que eviten la obstrucción de los poros y produzcan un efecto matificante. Funcionan bien las fórmulas en gel y las que son minerales, dado que se absorben más rápido.
  • Piel seca: los protectores solares en leche o crema son los indicados, especialmente si poseen ingredientes hidratantes naturales.
  • Piel mixta: la mejor opción son las lociones livianas, refrescantes y con propiedades hidratantes que eviten que la piel produzca más grasa.
  • Pieles sensibles y reactivas: en estos casos se debe optar por fotoprotectores minerales que no tengan fragancias, ya que tienen menos capacidad irritante y evitan las rojeces.
  • Piel normal: este tipo de pieles pueden usar prácticamente cualquier fotoprotector, por eso lo mejor es optar por los que son de amplio espectro, suavizan la textura y unifican el tono.

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Fototipos de piel y SPF para cada uno de ellos

Además del tipo de piel, una correcta elección del factor de protección viene determinada por el fototipo de la persona. Su clasificación se conforma en base a características como la pigmentación de la piel, los ojos, el cabello, la capacidad para broncearse y el tiempo mínimo que tarda la piel en mostrar una quemadura tras haber estado expuesta al sol sin protección. De todo ello depende la sensibilidad de las personas a la radiación ultravioleta, el enrojecimiento y las quemaduras solares.

Fototipo I

Personas de piel muy pálida, ojos claros, generalmente pelirrojos, con una piel que tiende a quemarse cada vez que es expuesta al sol, prácticamente nunca se broncea y puede sufrir reacciones fotoalérgicas.

El fotoprotector adecuado sería una protección solar alta, equivalente a un SPF 50. Además, en el mercado hay productos específicamente desarrollados para intolerancias solares.

Fototipo II

Personas de piel blanca, sensible y delicada, con ojos claros y cabello generalmente rubio. Al igual que el fototipo anterior, es muy difícil que lleguen a broncearse y pueden padecer reacciones alérgicas tras exposiciones prolongadas al sol.

Estas pieles requieren el mismo tratamiento que el fototipo I.

Fototipo III

Este es el fototipo más común en España, y suele corresponder a personas con pieles intermedias y con el cabello castaño. Son capaces de coger algo de bronceado, pero antes tienden a enrojecer.

En una piel fototipo III se puede bajar el índice de protección solar a un equivalente de una protección media, mínimo un SPF 30. Este neutralizaría una radiación muy alta, pero es importante evitar la franja horaria de mayor radiación.

Fototipos IV, V y VI

  • El fototipo IV pertenece a personas de piel oscura con el cabello moreno o negro que se broncean con rapidez al tener contacto directo con el sol.
  • Las pieles que engloba el fototipo V son más morenas que el anterior.
  • Las personas con la piel más oscura, tradicionalmente negras, son las que entran en la clasificación del fototipo VI.

Estos tres últimos fototipos no necesitan una alta protección solar, ya que de por sí poseen una melanina natural que hace que su piel reaccione con efectividad a los efectos nocivos de la radiación. En estos casos bastaría con aplicar un factor de protección medio (SPF 15).

En definitiva, dependiendo del índice de rayos ultravioleta y en función del fototipo de piel debemos escoger el protector solar más adecuado para broncearnos sin dañar la piel, de forma segura, duradera y minimizando el fotoenvejecimiento. Aunque siempre hay quien llega tarde al paso de la prevención, ¡así que siempre viene bien saber cómo aliviar las quemaduras del sol!

En cualquier caso, no hay que olvidar que, independientemente del tipo de piel y del fototipo, los especialistas recomiendan aplicarse la crema al menos 30 minutos antes de la exposición al sol, pues los filtros solares han de ser absorbidos por las capas más profundas de la dermis para que la protección sea del todo efectiva. Lo ideal según los dermatólogos es renovar la aplicación cada dos horas como máximo y aplicar 2 milímetros de crema protectora por cada 2 centímetros cuadrados de piel.

Prepara tu piel para el verano: rutina diaria

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La llegada del verano siempre supone un aumento del número de actividades que realizamos al aire libre y, por tanto, del tiempo que estamos expuestos a la radiación solar. Además, con esta subida de temperatura la dermis sufre, así que, antes de que sea tarde, lo mejor es empezar a hacer ajustes desde ya en la rutina y preparar la piel para el verano.

¿Cómo preparar la piel para el verano?

Adoptar los cuidados necesarios antes del verano para que el sol no pase factura es tan importante como proteger la piel durante los meses de calor y regenerarla una vez hayan terminado.

En cantidades moderadas, la luz solar durante esta época es beneficiosa para la salud de las personas y favorece la absorción de Vitamina D, sin embargo, una exposición descontrolada podría derivar en diferentes enfermedades perjudiciales para el organismo.

Actualmente, la radiación ultravioleta es considerada la principal causa de la aparición de melanomas y otros tipos de cáncer cutáneo, además de provocar eritemas, pigmentaciones, envejecimiento prematuro, sequedad y deshidratación, fotosensibilidad… Por eso, cuanto más nos cuidemos la piel más preparados estaremos para protegernos del sol.

Pero ¿por qué son tan importantes estos cuidados previos? Llevamos varios meses con la piel oculta, por lo que una exposición al sol de forma repentina podría resultar nociva. Lo ideal sería hacerlo paulatinamente, aunque muchas veces no es posible, así que toca adoptar una serie de medidas e incluirlas en la rutina para lucir un bronceado sin dañar la piel.

1. Rutina de belleza diaria

Durante el verano es más importante que nunca mantener las rutinas de belleza diarias. Es especialmente conveniente la limpieza facial por la mañana y por la noche, aunque practicar la doble limpieza facial siempre es un plus en cualquier rutina.

En este paso, los cosméticos que se utilizan durante el invierno pueden ser perfectamente válidos para el verano, aunque hay quienes prefieren dejar las texturas untuosas para los meses de frío y optar por otras más suaves, ligeras y de fácil absorción. Algo que las pieles grasas y mixtas agradecerán puesto que se liberarán de esa sensación de pesadez que generan las texturas densas.

2. Hidratación

La característica por excelencia del verano, y a su vez la más perjudicial para la piel, es el calor. En esta época es muy habitual la deshidratación, el agua se evapora con las altas temperaturas y la piel se muestra debilitada, menos sana y con sensación de tirantez.

En estos casos el cuidado básico es la hidratación, que no se debe descuidar en ningún momento del año, pero ahora es un buen momento para reforzarla. Podemos utilizar productos dermocosméticos enriquecidos con principios activos de origen natural, nutritivos y especialmente humectantes e hidratantes para lucir una piel saludable y protegida. Aunque si el objetivo es combatir la deshidratación hay un activo que es esencial para atrapar la humedad y retener el agua en la piel: el ácido hialurónico, que además potencia la formación de colágeno y mantiene el nivel de hidratación.

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3. Alimentación rica en antioxidantes

El sol es uno de los factores medioambientales causante de la generación de radicales libres, las moléculas que atacan a la piel provocando lo que se conoce como estrés oxidativo de las células y dando lugar a su envejecimiento.

Los antioxidantes se encargan de bloquear los radicales libres, lo que contribuye a retrasar el desgaste y el deterioro de los tejidos de la piel. ¿Y cómo podemos conseguir esto? Con los betacarotenos. Las frutas y verduras ricas en betacarotenos son una fuente de antioxidantes que contribuyen a retrasar el deterioro de la piel, además de ayudar a acelerar el bronceado. Estos alimentos suelen ser todos aquellos que tienen un color anaranjado, como la zanahoria, la calabaza, el boniato, el mango o el melocotón, pero lo cierto es que la mayoría de los vegetales contiene algún porcentaje de este pigmento.

4. Protección solar durante todo el año

La exposición solar continuada es extremadamente perjudicial para la piel, y no siempre se es consciente de los riesgos de la radiación ultravioleta. El problema va más allá del envejecimiento cutáneo prematuro, y es que puede acarrear enfermedades mucho más graves como el cáncer de piel.

La mejor manera de evitarlo es la prevención, por eso no vale con utilizar protector solar solo en verano o los días de playa. El protector se puede (y se debe) utilizar en cada época del año, acompañado de productos hidratantes y nutritivos adecuados a cada tipo de piel.

¿Qué es la doble limpieza facial?

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A estas alturas ya deberías saber que la limpieza facial, tanto por la mañana como por la noche, es un paso imprescindible para lucir una piel perfecta y sana. Ahora bien, hay quienes consideran que una correcta limpieza consiste en utilizar agua y jabón, y este es el primer error.

Realizar una limpieza facial correctamente, para que la piel refleje vitalidad, requiere de un proceso algo más complejo. Si quieres empezar a notar los resultados, quédate a leer el post porque te lo contamos al detalle: qué es la doble limpieza facial, cuáles son sus beneficios y cómo hay que llevarla a cabo paso a paso.

¿En qué consiste la doble limpieza facial?

La doble limpieza es un método de limpieza que tiene su origen en Corea, proviene de los rituales de belleza asiáticos. El proceso consiste en lavarse la cara dos veces, o lo que es lo mismo, dos pasos de higiene en lugar de uno para lograr una piel perfecta.

¿Por qué son dos pasos y no uno? La respuesta es muy sencilla: está comprobado que de una sola vez no se eliminan los residuos y la suciedad acumulados en la piel, por lo que el rostro no queda libre de impurezas, lo que puede llevar a lucir un aspecto apagado y con imperfecciones. La base de una piel fuerte y bella es la constancia en la rutina de higiene, diaria y semanal.

En la doble limpieza facial se utiliza, en primer lugar, un limpiador con base oleosa; y, en segundo lugar, un limpiador con base acuosa. El objetivo es ayudar a la piel a retirar las células muertas, mejorar su textura y aumentar la eficacia de la crema facial, que se aplica una vez que el rostro está totalmente limpio y preparado.

Aunque hacer una doble limpieza pueda parecer un gesto extra en la rutina de cuidados faciales, la realidad es que es una práctica muy recomendable que solo exige unos minutos. Porque realmente el problema no es la falta de tiempo, sino la importancia de crear este hábito e integrarlo en tu rutina diaria.

¿Para quién es la doble limpieza?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que una doble limpieza facial no será igual para todas las personas, debe estar adaptada a tu tipo de piel.

Puede que, si tienes la piel seca o sensible, pienses que no necesitas una doble limpieza porque puede resultar un proceso prejudicial para tu piel, sin embargo, no por dividirse en dos partes resulta más agresiva. O, por el contrario, si tu piel es grasa y decides no llevarla a cabo para así poder evitar el primer paso, el producto oleoso. Si este último ejemplo es tu caso es conveniente que sepas que el aceite es lo que permitirá una mayor penetración en los poros para lograr una limpieza en profundidad.

En definitiva, es un método recomendado para todos los tipos de piel, siempre y cuando se busquen las texturas adecuadas y se tengan en cuenta factores externos como la edad, otros productos utilizados en el día a día (por ejemplo, el maquillaje), la época del año, etc.

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¿Cómo llevar a cabo una rutina de doble limpieza facial paso a paso?

Lo ideal sería repetir esta rutina tanto por la mañana como por la noche. Al fin y al cabo, la piel del rostro no solo necesita una limpieza profunda después de todo un día expuesta a agentes y agresiones externas, sino que al despertar también acumula un exceso de grasa y sudor que debe retirarse diariamente. Pero, independientemente de que la realices una o dos veces al día, lo más importante es que no te olvides de ningún paso.

Paso 1: limpiador con base de aceite

En el primer paso se necesita un producto con textura oleosa, ideal para eliminar suavemente los residuos acumulados durante el día: maquillaje, exceso de sebo, restos del filtro de protección solar… Normalmente suele tratarse de aceites desmaquillantes o bálsamos que no necesitan aclarado, y es importante escoger los productos adecuados, porque los de base oleosa consiguen penetrar mejor en el poro y eliminar la suciedad que suele almacenar. Además, estos aceites van reblandeciendo las capas superiores de la piel, donde se acumulan las células muertas, por lo que ayudarán a una renovación constante sin que la piel sufra lo más mínimo.

Paso 2: limpiador de base acuosa

Después de utilizar el limpiador con base oleosa llega la segunda parte: aplicar un limpiador con textura acuosa tipo agua micelar, jabón, gel limpiador o una mousse suave, que normalmente necesitan aclararse con agua para completar la rutina de doble limpieza.

Este paso consiste en llevar a cabo una limpieza más específica para cada tipo de piel (de ahí la importancia de conocer cuál es tu tipo de piel para poder optar por el producto adecuado) retirando todas las impurezas sin base grasa, es decir, la suciedad soluble en agua (como el sudor). Además, el limpiador de base acuosa ayuda a regular el exceso de grasa en la piel.

Por último, si eres de las que utilizan un dispositivo electrónico de limpieza facial, este segundo paso será el momento de emplearlos. Eso sí, sin excederse de, aproximadamente, tres minutos, dependiendo del dispositivo utilizado, la sensibilidad y la tolerancia de la piel.

Paso 3: tónico

A lo largo de todo el post hemos mencionado que la doble limpieza facial requiere dos pasos. Sin embargo, puedes añadir un tercero y considerarlo igual de importante que los anteriores: el tónico.

Aunque este tipo de productos hay que dejarlos actuar sobre la piel, también son elementos de purificación que, con su función humectante y equilibrante, ayudan a equilibrar el pH, cerrar el poro, refrescar la piel y dejarla lista para el siguiente paso: la hidratación.  Una vez que el tónico se haya absorbido podrás utilizar tu sérum facial, contorno de ojos hidratante y crema hidratante.

Este tercer paso es especialmente importante para personas que tienen piel grasa o con tendencia acneica, pues el tónico, además de cerrar el poro, regula la grasa y matifica la piel.

Al principio puede parecer complicado, pero tratar las impurezas de la piel por separado ayuda a conseguir una limpieza más profunda de la piel sin alterar el manto hidrolipídico. A largo plazo, y si se acompaña de una correcta rutina de hidratación, hace que disminuyan los puntos negros, granitos o rojeces, además de prevenir la acumulación de grasa y la aparición de espinillas provocadas por la suciedad o los restos de maquillaje que quedan sin retirar.

Resumiendo, con esta rutina de doble limpieza facial mejorarás la textura de la piel del rostro, combatiendo el aspecto fatigado y la piel apagada y devolviéndole la luz y vitalidad que necesita. Pero para ello este hábito debe formar parte de tu estilo de vida.

Y no olvides siempre hidratar la piel y utilizar protección solar, especialmente en estos tiempos. Además, con la cara completamente limpia conseguirás que los productos que apliques a continuación se absorban más fácilmente. ¡Ya verás como tu piel te lo agradece!

¿Cuáles son las cremas para la celulitis que funcionan?

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El buen tiempo está a la vuelta de la esquina, pero con él viene una de las mayores preocupaciones: la celulitis, un problema estético que afecta a casi todas las mujeres.

A modo resumen, la celulitis es una modificación del tejido dérmico causada por una acumulación de grasa, líquido y toxinas que el organismo no puede eliminar por sí mismo, así que hay que ayudar al cuerpo a deshacerse de esas células grasas y evitar que se formen nuevas.

Combatir y prevenir la celulitis supone atacar directamente los factores que la provocan y evitar que vuelvan a aparecer, pero su origen es muy diverso. Las causas que influyen en su aparición abarcan desde factores hormonales o hereditarios hasta una mala alimentación o un estado de vida sedentario. Además, la edad o tener una mala circulación son algunos de los agravantes de este problema.

¿Cómo eliminar la celulitis?

En el mercado hay una amplia variedad de cremas que pueden ayudar a mejorar la apariencia de la celulitis, ya que eliminarla completamente es muy difícil.

Lo primero que hay que tener claro es que, independientemente del producto que se utilice, hay que ser muy constantes, y siempre combinar los tratamientos con un estilo de vida saludable y una alimentación equilibrada.

Las cremas anticelulíticas son útiles si se utilizan de forma continuada, por eso es recomendable aplicarlas diariamente (incluso dos veces al día) preferiblemente por la tarde/noche, después de la ducha. Además, para que el resultado sea eficaz, hay que dedicar por lo menos 5 minutos a masajear la zona, para que los activos penetren en las capas más profundas de la piel y lograr así mejores resultados.

Tipos de celulitis y cómo combatirla

Es muy importante tener en cuenta el tipo de celulitis que se padece antes de iniciar cualquier tipo de tratamiento, ya que en muchos casos se pueden tener dos tipos a la vez, y elegir la crema adecuada para cada uno de ellos.

Celulitis blanda o flácida

Es la más común de todas. Se presenta en mujeres de todas las edades, aunque suele aparecer en personas con un estilo de vida sedentario que no implica apenas actividad física.  Se asocia con flacidez, problemas circulatorios, varices, arañas vasculares, etc. Principalmente se localiza en muslos y glúteos, aunque también puede aparecer en el abdomen y en la cara interna de los brazos. Se caracteriza su flacidez extrema, por lo que el tejido no es consistente y se manipula fácilmente. A simple vista se manifiesta en forma de hoyuelos que se extienden al sentarnos o al cambiar de posición.

Para combatir la celulitis blanda es importante decantarse por los anticelulíticos que contengan ingredientes reafirmantes, además de los activos quema grasas (como, por ejemplo, la cafeína o el té verde). Se puede complementar el tratamiento con una tabla de ejercicios físicos que ayuden a trabajar las zonas más afectadas.

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Celulitis dura o compacta

Es más frecuente en mujeres jóvenes, incluso aunque hagan deporte. Independientemente de que lleven una vida activa y practiquen ejercicio, suele estar relacionada, sobre todo, con desarreglos hormonales. Aunque suele ir acompañada de estrías, se caracteriza por su consistencia compacta y porque casusa nódulos que pueden doler al tacto, dando lugar a un tejido fibroso que es difícil de eliminar. Está localizada en la cara externa de los muslos, los glúteos, las caderas (las famosas cartucheras) y las rodillas. No se ve a simple vista, sino que el aspecto acolchado (o piel de naranja) aparece cuando pellizcamos la piel.

Los mejores tratamientos para combatir la celulitis dura son las cremas anticelulíticas por la mañana y por la noche, manteniendo una rutina constante. Las más adecuadas son aquellas que atacan a la grasa localizada y las liporeductoras específicas.

Celulitis edematosa o acuosa

Se trata de la variedad que presenta más molestias porque suele ir acompañada de mala circulación, pesadez de piernas, dolor o incluso dificultad para moverse. Su aparición suele ser precoz, concretamente en la pubertad, como consecuencia de los cambios hormonales que sufre el cuerpo a esas edades, aunque también puede darse en mujeres de mayor edad. Está focalizada sobre todo en extremidades inferiores y se produce por una retención de líquidos, por lo que se ve aumentado el volumen de las piernas. A simple vista, la piel presenta el típico aspecto de piel de naranja, pero se caracteriza porque puede doler al tacto e incluso desembocar en varices. Las mujeres con menopausia son un grupo especialmente afectado por la celulitis edematosa.

En estos casos se recomienda reafirmar la piel, es decir, optar por una crema corporal reafirmante y realizar masajes al aplicarlos para favorecer la circulación y evitar la acumulación de líquidos en el organismo. También es conveniente para activar la circulación realizar actividades físicas moderadas como caminar, montar en bici o nadar, y tener mucho cuidado con el sol porque ralentiza la circulación sanguínea.

Sea cual sea el tipo de celulitis, la mejor manera de hacerle frente es prevenirla con unos hábitos saludables y con una correcta rutina de cuidados que nos ayuden a mantener la piel hidratada, firme y saludable.

Semana del reciclaje: “Recicla la vida con Bioxán”

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Uno de los principales objetivos de Bioxán es conservar y mejorar el planeta en el que vivimos, por eso, con motivo del Día Mundial del Reciclaje, celebramos la semana del reciclaje con el programa Recicla la vida con Bioxán. ¡Te contamos en qué consiste y te ayudamos a reciclar en casa!

Día Mundial del Reciclaje

El 17 de mayo de cada año se celebra el Día Mundial del Reciclaje para concienciar a la población sobre la importancia de tratar los residuos de la manera correspondiente para no contribuir al cambio climático y proteger así el medio ambiente.

Oficialmente, fue la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) quien estableció esta fecha en el año 2005 con el fin de promover una mayor responsabilidad tanto del consumidor como de quien extrae la materia prima y la transforma en un bien de consumo.

Que se haya declarado un día como el Día Mundial del Reciclaje significa que hay que llevar a cabo formas de sensibilizar a la sociedad de que gran parte de la contaminación se debe a la mala recolección y disposición de los residuos que producimos, y que aprendiendo a reciclar se pueden aminorar los efectos y mejorar nuestra calidad de vida de y la de generaciones futuras.

Cada año la popularidad de esta fecha clave para la conciencia ecológica ha ido cogiendo fuerza, siendo cada vez más los países que se suman a propagar durante estas jornadas información de calidad en torno al correcto reciclaje de los diferentes tipos de residuos.

¿Por qué es importante reciclar envases?

Aunque el Día Mundial del Reciclaje es el 17 de mayo, las acciones llevadas a cabo en esta fecha no deben limitarse a un único día, sino que hay que ponerlas en práctica durante todo el año.

Reciclar es un pequeño gesto que proporciona numerosos beneficios en comparación con la acción tan pequeña que supone, ya sea ahorrar materias primas, energía, agua o reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, además de generar empleo y mejorar el entorno en el que vivimos.

El reciclaje forma parte de la Economía Circular, el modelo basado en aprovechar al 100% las materias primas haciendo más eficientes los procesos de uso y fabricación, y reciclando evitamos que los productos y materiales se conviertan en residuos, transformándolos en otros completamente nuevos para alargar su vida útil y preservar los recursos naturales del planeta.

Ideas para reciclar en casa

Reciclar es darles una nueva vida a los envases reduciendo el consumo de recursos y la degradación del planeta, y podemos hacerlo sin salir de casa.

El primer paso es disponer de tres cubos de basura de colores diferentes o un mismo cubo con tres compartimentos. La forma más sencilla de reciclar es guiarse por los colores:

  • Contenedor amarillo: en este contenedor debemos depositar envases de plástico. Los envases reciclables más comunes son botellas de plástico, botes de crema, champú, gel o detergente, tapas y tapones de plástico, bolsas de plástico (excepto las bolsas de basura), tarrinas y tapas de yogurt, briks de leche o zumo o latas de refrescos y conservas.
  • Contenedor azul: para ayudar a reducir la sobreexplotación de los recursos naturales todos los materiales de papel y cartón deben ir al contenedor azul. En este caso los envases reciclables suelen ser cuadernos, revistas, periódicos, cajas de cereales, cajas de zapatos o papel de envolver.
  • Contenedor verde: este contenedor se dirige exclusivamente al vidrio. Si se separa adecuadamente del resto de materiales, el vidrio se puede reutilizar infinitas veces. Aquí debemos depositar frascos de vidrio (cosméticos como perfumes, cremas, etc.), botellas de vidrio (vino, champán…) y tarros de alimentos (mermeladas o conservas).

Reducir reutilizar y reciclar

Ahora que ya sabemos cómo reciclar en casa, es importante recordar la Regla de las tres erres: Reducir, Reutilizar y Reciclar.

Reducir

Reducir nuestro consumo a nivel de bienes y consumo energético supone contribuir de forma positiva a disminuir su impacto negativo sobre el medio ambiente. Además, llevar la teoría a la práctica es sencillo. En cuanto a los bienes, basta con ser consumidores responsables y comprar únicamente lo necesario, evitando en la medida de lo posible aquellos productos con excesivo embalaje o envoltorio y cuyos materiales no sean reciclables. Y con respecto al consumo energético recuerda la importancia del uso de bombillas de bajo consumo y aprovechar la luz natural, apagar la calefacción cuando no haya nadie en casa, etc.

Reutilizar

Nos referimos a volver a utilizar las cosas, darles la mayor utilidad posible antes de deshacernos de ellas. ¿Conoces el reciclaje creativo? ¡Te sorprendería saber la cantidad de cosas que podemos hacer con cosas que tenemos por casa! Reutiliza tus botellas de plástico o vidrio y conviértelas en jarrones para las flores, guarda los tarros de yogur de vidrio y consigue portavelas decorados a tu gusto o transforma las latas de conservas en maceteros. ¡Desarrolla tu lado creativo y dale rienda suelta a tu imaginación!

Reciclar

Reciclar es la última de las tareas. La mayoría de los materiales que utilizamos pueden reciclarse, así que prueba a poner en práctica estas ideas para reciclar en casa. Y recuerda que, aparte de colocar los residuos habituales en su respectivo contenedor, hay elementos especialmente tóxicos como las pilas, las bombillas o los electrodomésticos que tienen que llevarse a puntos de recogida.

Programa “Recicla la vida con Bioxán”

En Bioxán nos esforzamos día a día para mejorar nuestros procesos de producción y planificación generando la menor cantidad de residuos posibles, y no solo eso, sino que trabajamos por una Economía Circular utilizando cada vez más materiales reciclados y reciclables en nuestros envases. ¿Sabías que la madera que conforma la tapa de nuestros envases proviene de explotaciones forestales de tala controlada y sostenible?

Como veis, apostamos por la reutilización y el reciclaje, y creemos en el poder de los pequeños gestos, por eso hemos creado el programa Recicla la vida con Bioxán para todas esas personas que comparten nuestra filosofía: si nos devuelves el tapón y el envase de cualquiera de nuestros productos, te compensamos con un vale descuento para tu próxima compra.

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¿Existe solución para los talones secos y agrietados?

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La piel es una barrera que nos protege de determinados microorganismos externos impidiendo su entrada. Por este motivo, es importante mantenerla hidratada y cuidada para que no pierda su continuidad y elasticidad, pero ¿realmente le prestamos a nuestros pies la atención que requieren?

A pesar de que en verano el problema de los pies secos y agrietados es más visible, es posible sufrir este tipo de alteraciones durante todo el año, especialmente las personas que pasan muchas horas de pie o que tienen una piel muy seca, así que es conveniente conocer las posibles soluciones llegado el momento de destapar los pies.

¿Qué son los talones agrietados?

Los talones agrietados se producen por una alteración de la dermis que tiene lugar cuando la piel de los pies está tan seca que se empieza a desgarrar. Se trata de una zona especialmente sensible a la deshidratación, y si no se trata adecuadamente el resultado puede ser la aparición de las grietas.

El Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) indica que las grietas suelen aparecer en zonas de roce como pueden ser los dedos, los laterales del pie o los talones cuando están deshidratados. La fricción constante provoca una alteración en la capa superficial de la piel, por eso es importante realizar una correcta rutina de hidratación diaria que ayude a mantener la piel de los pies flexible y bien nutrida.

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¿Por qué se agrietan los talones?

La piel de los talones es diferente a la del resto del cuerpo, ya que para poder aguantar y amortiguar todo el peso dispone de un mayor número de células adiposas y es mucho más gruesa, hasta 50 veces más si se compara con la piel del rostro, que es la más fina. Además, es pobre en sustancias grasas, por eso se deshidrata con mayor facilidad, y cuanto más deshidratada, menos elástica será y tendrá más probabilidades de que se formen las temidas grietas.

A todas estas características también se le añaden la mayor fricción que tiene lugar, por ejemplo, al andar descalzos, llevar los pies al aire libre con un calzado que no es el adecuado o la exposición al sol, lo que potencia la deshidratación haciendo que la piel se vuelva dura y se desgarre con facilidad.

Factores que influyen en la sequedad de la piel de los pies

La principal causa que da lugar a los pieles secos y agrietados es la falta de hidratación en los mismos. Como consecuencia de esta deshidratación la piel puede empezar a descamarse o presentar zonas con cambios de coloración (sobre todo color rojizo) acompañados de picores, pero cuando la sequedad es severa aparecen las grietas.

La piel se seca en las zonas del pie que soportan mayor presión, por eso el tipo de calzado también influye. Si es muy duro, la suela no se adapta al pie o queda excesivamente apretado u holgado puede aumentar la sequedad en la piel de los talones.

Además, hay patologías que potencian la deshidratación de los pies, y, por consiguiente, la sequedad y la aparición de grietas:

  • La enfermedades metabólicas, como la diabetes, afectan al estado de la piel ya que diminuyen la humedad y provocan falta de hidratación.
  • Las personas que sufren problemas circulatorios son más propensas a sufrir alteraciones en los pies, por lo que deben prestarles mayor atención.
  • La obesidad y el sobrepeso también contribuyen a la sequedad en los pies, pues cuanto mayor es el peso que tienen que aguantar, mayor es la fricción y la tendencia a la aparición de grietas.
  • También los medicamentos o tratamientos agresivos como la diálisis, la quimioterapia o la radioterapia pueden provocar efectos secundarios en la piel, siendo la deshidratación uno de los más habituales.

Soluciones para los talones secos y agrietados

Por suerte, la piel de los talones no tiene por qué permanecer siempre seca y agrietada. Seguir estas recomendaciones ayudará a lucir unos pies sanos y bonitos.

Tipo de calzado

Lo aconsejable para evitar lesiones cutáneas es utilizar un calzado amplio y cómodo, que no apriete y que se ajuste al pie correctamente, es decir, que el talón no esté comprimido pero tampoco pueda desplazarse libremente. Y si tiene sujeción en el talón, mejor.

Se recomienda evitar que el zapato tenga costuras en el interior que puedan provocar algún tipo de roce o fricción. Y en el caso de llevar tacón, que no supere los 3 centímetros, así los puntos de apoyo estarán equilibrados.

Por último, al igual que hay que tener en cuenta el tipo de calzado, también hay que procurar no andar descalzos. Aparentemente caminar descalzo cuando hace calor es un gesto que no tiene importancia, pero aumenta los puntos de fricción en la piel de los pies y favorece la aparición de grietas y sequedad.

Buenos hábitos de hidratación e higiene

Utilizar una crema destinada al cuidado de los pies será la clave para mantenerlos 100% saludables. Al tratarse de una piel gruesa y tendente a la deshidratación es importante hidratar los pies a diario con cremas específicas.

Si los talones están muy secos se puede aplicar la crema (la vaselina también es muy recomendable) y colocar un par de medias o calcetines a la hora de dormir para ayudar a que el humectante haga su efecto.

En cuanto a la higiene no es recomendable lavarse los pies con agua muy caliente porque puede eliminar la hidratación natural de la piel. Y, ante la presencia de grietas, en ningún caso hay que recurrir a la lima o a la piedra pómez para eliminarlas sin acudir antes a un profesional. En estos casos el tratamiento habitual no requiere un limado de la zona que elimine capas de la piel, sino la aplicación de cremas específicas que la regeneren.

Alimentación saludable y dieta rica en líquidos

La causa principal de los pies secos y agrietados es la deshidratación, así que además de utilizar crema para pies es importante hidratarse desde dentro. Para ello es aconsejable beber entre un litro y medio y dos litros de agua e incluir en la dieta alimentos con un mayor índice de agua y sales minerales que ayuden a reponer líquidos. De esta manera se mantendrán los niveles óptimos de hidratación del organismo favoreciendo una piel saludable, incluida la de los pies.

Alergias de primavera: ¿cómo afectan a la salud de la piel?

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La estación primaveral es considerada la más perjudicial para aquellas personas que tienden a sufrir alergias, pues es cuando emergen los climas secos favoreciendo la propagación del polen, uno de los alérgenos más comunes.

El aumento de las temperaturas, el descenso de la humedad y la mayor cantidad de horas de sol con respecto al invierno suelen conllevar de por sí un aumento de la sensibilidad cutánea, pero además se suman los alérgenos medioambientales, como el polen, que pueden desencadenar respuestas inmunitarias y producir síntomas en la nariz, los ojos, los bronquios o causar molestias en la piel.

Cuando nos referimos a las alergias de primavera pensamos en rinitis (alergia nasal), conjuntivitis (alergia ocular), taponamiento nasal y picor o lagrimeo constante en los ojos, pero nuestra piel también puede verse afectada, y es más habitual de lo que pensamos.

¿Cómo afectan las alergias ambientales a nuestra piel?

Las alergias son alteraciones del sistema inmunológico causadas por una extrema sensibilidad a determinadas sustancias a las que el organismo está expuesto y que, en situaciones normales, no tendrían por qué causar ese tipo de reacción.

Y las personas alérgicas son aquellas que sufren reacciones adversas al inhalar, ingerir o tocar ciertas sustancias alérgenas, pero ¿pueden desarrollar también alteraciones en la piel? La respuesta es sí: en estos casos, las alergias se manifiestan ocasionando lesiones cutáneas.

La sequedad, descamación, purito (picor o irritación que hacer necesario que nos rasquemos más) o eritemas hacen más débil la barrera hidrolipídica de la piel, que nos protege de agresiones externas, por lo que se vuelve más sensible ante cualquier agente externo. Estos síntomas se traducen en una alteración de la barrera cutánea y un aumento de la reactividad.

Las patologías más frecuentes en estos casos son la dermatitis de contacto alérgica, por ejemplo al entrar en contacto las piernas o los brazos descubiertos con el césped, la urticaria por contacto, de manera que la reacción se produce directamente cuando existe un contacto con cualquier alérgeno ambiental, ya sea por el polen que se posa en la piel o por la exposición solar sin fotoprotector, la dermatitis por hipersensibilidad de contacto, las erupciones, picores o descamación, entre otros. Y especialmente se dan en las zonas expuestas, que suelen ser cara, cuello, escote, manos, brazos y piernas.

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Entonces, ¿qué debemos hacer para reducir los efectos de las alergias primaverales en la piel?

Aunque creamos que la única forma de prevenir las alergias sea evitando el contacto con los alérgenos que nos afecten, lo cierto es que existen una serie de recomendaciones generales que debemos tener en cuenta para disminuir, en la medida de lo posible, los efectos que las alergias provocan en la piel.

Establecer una rutina de limpieza facial diaria

Si el problema radica en el contacto con el alérgeno, una correcta higiene es fundamental. Lavar frecuentemente las manos, la cara y los ojos nos ayudará a mantener la piel libre de todas esas sustancias, llegando a ser necesario el lavado varias veces al día. Por la noche es fundamental, pero si cuando volvemos a casa notamos la piel reactiva, también debemos limpiarla para evitar que los alérgenos estén en contacto con nuestra piel de manera prolongada y provoquen reacciones adversas graves. Para ello siempre es adecuado optar por un producto indicado para pieles sensibles que respete el pH de la piel, especialmente en el rostro y en el cuello.

Cuidar la barrera protectora de la piel con una correcta hidratación

Del mismo modo que para lograr una limpieza efectiva debemos utilizar productos específicos, para mantener la piel del rostro hidratada es importante utilizar una crema facial regeneradora que nos ayude a reducir las reacciones inflamatorias y a reparar la piel de los daños provocados por los alérgenos. En este sentido, la utilización de un sérum hidratante facial puede ser una gran ayuda para mantener el nivel de hidratación y protección que la piel necesita, ya que es un producto concentrado que actúa a un nivel más profundo en las capas de la dermis.

Las personas que tienden a sufrir los efectos de las alergias primaverales en la piel también suelen mostrar cierta reactividad ante determinados componentes químicos, por eso es importarte optar por cosméticos que no contengan sustancias irritantes como los parabenos, perfumes o conservantes. Es preferible utilizar cremas hipoalergénicas que ayuden a calmar picores, irritaciones o rojeces.

Si además de hidratar correctamente la piel todos los días utilizamos un exfoliante una vez a la semana ayudaremos a reducir el picor y a eliminar los restos de alérgenos que puedan haber quedados adheridos a nuestra piel.

Cuidar la hidratación desde dentro y la alimentación

Por un lado, una correcta hidratación es fundamental para el buen funcionamiento de la dermis, así que beber mucha agua puede ayudar al organismo a depurarse y eliminar los componentes alérgenos que, presentes en el ambiente, hayan podido entrar en nuestro cuerpo.

Y, por el otro, en lo que respecta a la alimentación, bajos niveles de algunos subtipos de Vitaminas pueden producir inflamaciones en la piel, por lo que se puede considerar seguir una dieta rica en antioxidantes y betacarotenos (fuente de Vitamina A) y la toma de suplementos alimenticios en los casos en los que sea necesario.

No debemos olvidar que las pieles más propensas a sufrir los efectos de las alergias primaverales en la piel son, por lo general, las pieles sensibles, lo que significa que la mayoría de cuidados y recomendaciones para la piel sensible en esta época del año son también de utilidad para una piel alérgica.

Reducir bolsas y ojeras de manera natural. ¿Es posible?

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Las ojeras y bolsas son uno de los problemas que más preocupan a las personas que quieren lucir un rostro radiante, sin imperfecciones y lleno de vitalidad, y aunque existen multitud de productos cosméticos para retrasar su aparición o para hacer que sean menos visibles, conseguir que desaparezcan por completo no es sencillo.

La realidad es que la única manera de contener la degeneración del contorno de ojos de una manera eficaz es recurrir a tratamientos específicos, productos ideados para tratar y regenerar esa zona en concreto.

Además, se necesita ser constante en las rutinas de cuidado del contorno de ojos si el objetivo es reducir o evitar, en la medida de lo posible, la aparición de bolsas y ojeras.

¿Por qué aparecen las ojeras o bolsas?

A pesar de que a nivel general se trata de un problema principalmente estético y suele ser una de las consecuencias de la falta de sueño en la piel, también puede ser síntoma de alguna carencia alimentaria o una alimentación desequilibrada, tomar el sol sin precaución, problemas de circulación, retención de líquidos o factores genéticos.

Las ojeras se deben a una alteración de la microcirculación en la red vascular del músculo que está debajo de la piel, y lo que ocurre es que, al ser tan fina, se transparenta la acumulación de sangre, de ahí su tono oscuro. Y las bolsas son abultamientos en la zona ocular debidos a la pérdida de masa muscular o la retención de líquidos.

¿Cómo evitar o prevenir la aparición de ojeras?

Teniendo en cuenta que la piel del contorno de ojos es hasta cinco veces más fina que en el resto del rostro, es más propensa a sufrir la aparición de arrugas y flacidez. A esto se suma que presenta una cantidad menor de colágeno, elastina y glándulas sebáceas, por lo que es mucho más sensible.

Por eso, la presencia de bolsas y ojeras requiere del tratamiento más adecuado. En estos casos se deben utilizar productos con ingredientes naturales y una alta concentración de Vitamina C, el principio activo que lucha eficazmente contra la aparición de manchas y que, además, potencia la formación de colágeno.

¿Conoces la importancia de la Vitamina C para la piel?

El contorno de ojos hidratante es el producto por excelencia para conseguir la reducción de bolsas y arrugas y unas ojeras más claras, sobre todo si aprendemos a sacarle el mayor partido posible. ¿Cómo conseguimos esto? En primer lugar, debemos aplicarlo siempre mediante suaves toquecitos con el dedo anular, que es con el que ejercemos menos fuerza, para favorecer la estimulación de la microcirculación, y finalizar presionando los ojos suavemente con las palmas de las manos durante unos segundos. Y, en segundo lugar, podemos introducir el contorno en el frigorífico para que sea más efectivo.

5 remedios caseros naturales para las ojeras

Como ya sabemos, el remedio más efectivo si realmente queremos ver resultados es ser constantes en la aplicación de un producto destinado a esta zona que se adapte a nuestro tipo de piel.

Pero si de vez en cuando nos levantamos con los ojos excesivamente hinchados y las ojeras más pronunciadas de lo habitual, también podemos acompañar la rutina de cuidados de la zona del contorno de ojos con algunos remedios caseros para las ojeras.

1. Frío para descongestionar

El frío ayuda a reducir la hinchazón, por eso resulta un buen aliado en la reducción de bolsas y ojeras. Como comentábamos, para aumentar su efecto descongestionante se pueden mantener los tratamientos del contorno de ojos dentro del frigorífico y sacarlos unos instantes antes de utilizarlos.

Además, si algún día ves tus ojeras muy marcadas, también puedes aplicar un poco de frío antes de tu tratamiento habitual. En este caso puedes optar por las gafas efecto gel, por meter dos cucharillas durante unos minutos en el congelador y posteriormente mantenerlas sobre los ojos hasta que pierdan el frío o por un cubito con hielo.

Recuerda que el hielo puede quemar la piel, así que procura no excederte en su aplicación. Un truco muy popular es utilizar una barra de pintalabios vacía y bien limpia, llenarla de agua y meterla en el congelador, así cada vez que quieras descongestionar tus ojeras tendrás un stick listo para utilizarlo.

2. La clásica infusión de manzanilla o bolsas de té verde

La manzanilla es una planta medicinal con unas propiedades excelentes para la piel, ya que además de ser buena para la digestión es calmante y antiinflamatoria, así que es otro de los trucos caseros que pueden ayudarte a eliminar bolsas y ojeras. Y el té, por su parte, además de tener propiedades antioxidantes también es antiinflamatorio y válido para reducir la inflamación y la hinchazón.

Para utilizar las bolsitas prepara el té o la infusión hirviendo el agua durante 10 minutos. Pasado este tiempo retira las bolsas y déjalas enfriar en la nevera durante aproximadamente media hora, y cuando veas que ya están frías colócalas sobre tus ojos durante 15 minutos. Este proceso es sencillo, puedes aprovechar para llevarlo a cabo cada vez que te tomes un té y puedes repetirlo varias veces al día.

3. Aceite de almendras y aceite de coco

El uso de los aceites en cosmética cada vez está más extendido por sus propiedades hidratantes y su composición a base de Vitaminas A, B o E. Además de que se absorben rápidamente y no obstruyen los poros, pueden ayudar a mejorar la zona de las ojeras hidratando la delicada piel del contorno de ojos. Se recomienda aplicar unas gotas antes de dormir y masajear con el dedo anular desde el lagrimal hacia afuera, pero siempre habiendo eliminado antes cualquier resto de maquillaje.

4. Las rodajas de pepino

Seguro que has oído hablar de las clásicas rodajas de pepino sobre los ojos para reducir las ojeras y las bolsas, pero ¿sabes por qué funcionan tan bien? Su alto contenido en agua y Vitamina E, reflejados en sus poderes hidratantes y antioxidantes, ayudan a reducir la inflamación, calmando la piel y combatiendo la sequedad. Hay que tener en cuenta que para que sea efectivo debe estar frío, así que es conveniente meterlo en el congelador. Una vez que esté frío y bien lavado se cortan un par de rodajas, y después de limpiar la piel en profundidad se aplica durante unos 15 minutos.

5. El ácido láctico de la leche

La leche contiene ácido láctico, que ayuda a suavizar y a hidratar la piel de la zona inferior de los ojos, además de tener proteínas, enzimas y antioxidantes, útiles para fortalecer la dermis y curar la piel dañada. Puedes utilizarla dejando la leche enfriar y empapando en ella dos bolitas de algodón que deberás aplicar debajo de los ojos hasta que la leche deje de estar fría.

Si combinas estos tratamientos con el contorno de ojos adecuado, reducir las bolsas y ojeras empezará a ser una tarea sencilla en tu rutina de cuidados beauty.

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