Puntos blancos en la piel: qué son y cómo evitarlos

Son tan molestos como los puntos negros, pero menos conocidos. Explicamos qué son los puntos blancos y cómo se pueden eliminar.

Como si las espinillas y los puntos negros no fuesen suficiente, a la lista de imperfecciones en la piel hay que añadir otro defecto igual de frecuente, pero no tan conocido. Hablamos de los quistes de millium o puntos blancos, que causan muchas molestias sobre todo a nivel estético. Son más comunes en pieles grasas o con cierta tendencia al sebo, pero lo cierto es que están presentes en todo tipo de pieles. ¿Qué son estos puntos blancos y qué trucos de belleza se pueden utilizar para acabar con ellos?

Conociendo los quistes de millium

Un punto blanco o millium viene a ser un punto negro sin acceso a la parte más externa de la piel. En los segundos, la grasa se acumula en un poro abierto y se oscurece en contacto con el oxígeno; en los primeros, el sebo queda “atrapado” debajo de las capas más superficiales de la piel y, por eso, mantiene su color blanquecino.

Es decir, se podrían definir los puntos blancos como la obstrucción por acumulación de impurezas de un poro que permanece cerrado. La frente, las mejillas, la nariz y el contorno de ojos suelen ser las zonas más afectadas en cualquier tipo de piel, lo que hace que su eliminación no esté exenta de ciertos riesgos. Pero esto no significa que no se puedan tratar.

Estos quistes de millium son muy habituales en bebés. En estos casos no se deben tocar, sino esperar a su completa eliminación natural. En adultos, son más persistentes y necesitan una rutina de belleza previa que los evite y un tratamiento específico en manos profesionales, para evitar problemas de mayor gravedad. En realidad, es más un conflicto estético que de salud. Los puntos blancos podrían permanecer en el rostro sin consecuencias para el organismo.

Cómo acabar con los puntos blancos

Aunque las verdaderas causas de su aparición no están del todo claras, los expertos sí afirman que los puntos blancos aparecen por una acumulación de sebo e impurezas en las capas de la piel menos profundas. En este sentido, la mejor manera de prevenirlos es realizando una limpieza diaria adecuada (y constante) y, al menos, una exfoliación a la semana.

Las mascarillas son el complemento perfecto para culminar la limpieza en profundidad del rostro. Pero con esto no es suficiente. También se deben elegir productos cosméticos hidratantes y no comedogénicos (que no obstruyen los poros) para evitar las acumulaciones de grasa.

Cuando, a pesar de realizar esta rutina de belleza, los puntos blancos aparecen y permanecen, lo mejor es ponerse en manos de un experto de belleza para que realice la extracción. Aunque esta pueda parecer sencilla desde casa, si no se realiza de manera adecuada puede derivar en infecciones o cicatrices notables.

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