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¿En qué se diferencia una piel seca de una piel deshidratada y cómo cuidar cada una?

Por lo general, tendemos a considerar que una piel seca es una piel deshidratada, y aunque no lo parezca, es un error hablar indistintamente de cada una.

En muchas ocasiones la piel puede mostrarse áspera, tirante, sin elasticidad, sin brillo y con tendencia a escamarse, síntomas que pueden indicar un problema como sequedad o falta de hidratación. Y aunque estas afecciones son bastante frecuentes, conviene detectar si pertenecen a un tipo o a otro, diferenciar cada tipo de piel para que, sea la que sea, no salga perjudicada.

Diferencias entre una piel seca y una piel deshidratada

Cuando sentimos que nuestra piel se muestra tirante o áspera, automáticamente lo asociamos con piel seca, sin embargo, no siempre es así. Puede ocurrir que tengamos una piel mixta o grasa que simplemente esté pasando por un periodo de deshidratación, y en estos casos utilizar productos destinados a pieles secas puede tener resultados negativos.

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre la piel seca y la piel deshidratada? Lo primero que debemos tener en cuenta es que la piel seca es un tipo de piel a la que le faltan lípidos y ácidos grasos, es decir, viene determinada por la genética. Y la piel deshidratada, por el contrario, es una condición temporal de la piel, un estado que puede afectar a cualquier tipo de dermis en algún momento de manera puntual. De este modo, las pieles secas, mixtas o grasas pueden estar deshidratadas.

¿Cómo saber si mi piel es seca y cómo cuidarla?

Las pieles secas se caracterizan por presentar durante todo el año, especialmente en los meses en los que las temperaturas son bajas, los siguientes síntomas característicos:

  • Sensación de tirantez, sobre todo después de la ducha
  • Textura áspera e irritada
  • Tono apagado o falta de luminosidad
  • Picor o escozor y enrojecimiento
  • Descamación progresiva, aparición de líneas o grietas

Las personas con este tipo de piel la notan poco confortable, tienen carencia de lípidos y necesitan productos que se los aporten, cremas nutritivas que les permitan hacer frente a esa sensación de incomodidad. Tanto si la sequedad se debe a causas genéticas o ambientales como si proviene de tratamientos médicos, es importante aportar ese plus de hidratación que la piel necesita para recuperar su elasticidad y firmeza mediante cremas que contengan ingredientes naturales.

Aunque ¡no todo son malas noticias! El lado positivo es que las pieles secas son fáciles de tratar y hay muchos tratamientos específicos. Si tenemos esa sensación de acartonamiento, engrosamiento, tono mate y propensión a las arugas, una buena crema hidratante podrá combatir la sequedad. Además, es conveniente realizar una exfoliación una vez por semana, utilizar tónicos y elementos suaves, libres de alcohol y aplicar protección solar a diario.

¿Y si tengo la piel deshidratada?

Este estado significa que ha habido pérdida agua y eso ocasiona una alteración en la función barrera, pero es reversible y pasajero, así que es fundamental hidratar la piel lo antes posible para que esta condición desaparezca. ¿Cómo se caracteriza este estado?

  • Pérdida de luminosidad, piel apagada o sin brillo
  • Sensación de tirantez localizada y puntual
  • Malestar a nivel cutáneo, asperezas y a veces descamación

Aunque la piel deshidratada no resulta tan áspera al tacto como la seca, y tampoco presenta esa sensación de incomodidad tan evidente, es importante contrarrestar esa falta de agua, y la mejor manera de hacerlo es optar por cosméticos fluidos que contengan, por ejemplo, ácido hialurónico, que ayuda a retener la hidratación.

Otro detalle a tener en cuenta es que la principal consecuencia del frío es la deshidratación, que se refleja en una piel menos elástica y más vulnerable frente a las agresiones externas. Como consecuencia, el invierno es la estación en la que, generalmente, más se agrava este problema y, por tanto, el momento de potenciar las precauciones. ¡Nunca es tarde!

Dar con los tratamientos adecuados para paliar este problema es sencillo: teniendo en cuenta que lo esencial aquí es reponer la función barrera, hay que elegir productos pensados para ayudar a aumentar el nivel de agua en la piel, o lo que es lo mismo, cremas hidratantes, pero siempre buscando que sean las adecuadas para cada tipo de piel (no olvidéis que la deshidratación afecta a cualquier tipología).

A menudo todos estos problemas se originan porque tendemos a diagnosticarnos nuestro tipo de piel nosotros mismos, y al final cometemos errores que la dermis acaba pagando. Pero este problema se acabó. En Bioxán hemos desarrollado un test de la piel con el que que, además de ayudarte a identificar tu tipo de piel para que le proporciones los tratamientos que necesita, te damos información y consejos personalizados para su cuidado según tus resultados. ¡Descúbrelo por ti misma!

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