La primavera y las enfermedades de la piel

¿Afecta la primavera a las enfermedades de la piel?

¡Por fin ha llegado la primavera! Y con ella parece que ya llega el buen tiempo, que nos anima a hacer más planes en el exterior y al aire libre para disfrutar del aumento de temperatura y de los paisajes florecidos. No hay duda de que esta es una de las estaciones más esperadas, después de un invierno largo y frío, pero debemos tener en cuenta que también es un momento de cambios notables en el ambiente que tienen efectos sobre nuestra dermis.

Precisamente, pasamos de una época de frío y oscuridad a otra mucho más iluminada, y los cambios de temperatura pueden ser demasiado bruscos entre una estación y otra, lo que genera una mayor sequedad e irritación en la piel. Esto afecta en mayor medida a las personas con problemas dermatológicos, ya que sus afecciones se pueden ver empeoradas por los cambios.

Hoy os contamos cuáles pueden ser los efectos de la primavera sobre la piel y cómo prevenirlos para poder disfrutar al máximo de una de las estaciones más bonitas del año.

Los efectos de la primavera en la piel

Uno de los factores que más influyen en la piel con la llegada de la primavera es el sol. Mucha gente puede pensar que en primavera las radiaciones son mucho menos intensas que las de la época estival y, por tanto, menos dañinas, pero eso no es así. A pesar de los numerosos beneficios que tiene la luz solar sobre nuestra dermis, incluso en el control de determinadas enfermedades cutáneas, la exposición prolongada y sin protección puede provocar la aparición de manchas o quemaduras en la piel, favoreciendo el envejecimiento prematuro y la aparición de arrugas.

Además, en esta época se produce la proliferación de alérgenos, especialmente el polen, que suele provocar reacciones alérgicas, especialmente en las zonas más expuestas de nuestro cuerpo como el rostro, el cuello, el escote, las manos, los brazos o las piernas.

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A esto se suma la mayor presencia de insectos y, por tanto, de picaduras, que implican un mayor rascado de la dermis y su irritación y descamación. Estos factores son especialmente determinantes en las pieles con psoriasis, cuya mejora por los beneficios del sol se puede ver lastrada por las reacciones alérgicas.

De la misma forma, la dermatitis es una condición que suele empeorar en primavera, debido a la alta cantidad de alérgenos. Se trata de pieles cuya barrera protectora ya se encuentra dañada, por lo que es mucho más fácil que estas sustancias penetren en las capas internas de la dermis y generen brotes más agresivos.

Por otra parte, el acné es otra de las afecciones que más se ven afectadas por el cambio de estación. El aumento de las temperaturas se traduce en una mayor capa de humedad en el ambiente, lol que favorece la sudoración y la obstrucción de los poros. Además, la exposición solar sin protección también influye en la aparición de nuevos brotes y en el control de la hiperpigmentación, ya que se alarga el proceso de regeneración cutánea. Esto es algo que afecta también a las pieles con rosácea, cuya exposición al viento y al sol les genera una mayor inflamación.

Consejos para disminuir los problemas de la piel en primavera

Un proceso de adaptación progresivo

Como hemos dicho, el cambio de estación suele ser bastante brusco y requiere un proceso de adaptación progresivo para evitar que nuestra piel se resienta. Uno de los principales consejos es una exposición diaria a la luz solar de entre 10 y 15 minutos, para que nuestra dermis se vaya acostumbrando a este nuevo ambiente.

Por supuesto, dicha exposición debe realizarse siempre con protección solar, que es el mayor aliado de todas las pieles a lo largo de todo el año, además de que permite evitar el envejecimiento prematuro de la dermis y ayuda a reforzar su barrera protectora.

Una correcta rutina de cuidado de la piel

Para evitar las reacciones de la piel ante los alérgenos debemos realizar una doble limpieza facial diaria. Es muy importante incorporar esta rutina de cuidados en nuestro día a día, ya que ayuda a eliminar todas las toxinas y permite que los poros respiren.

Lo ideal es utilizar un limpiador en base acuosa y un tónico facial adaptado a nuestro tipo de piel dos veces al día, especialmente por la noche, que es cuando se produce el mayor proceso de regeneración cutánea.

Como punto adicional, podemos realizar una exfoliación semanal para aportar una limpieza más profunda, aunque dependerá del grado de sensibilidad de la dermis y su tolerancia a este tipo de productos, que son un poco más agresivos.

El poder de la hidratación

Una buena rutina de cuidados siempre debe ir acompañada de una hidratación constante, con cremas regeneradoras o calmantes, indicadas para pieles sensibles, sin parabenos, perfumes o alcohol, que provocan una mayor irritación. Los productos de Bioxán están indicados para pieles dañadas, ya que su composición se basa en ingredientes naturales que ayudan al proceso de regeneración cutánea.

Si queremos aportar un toque extra de hidratación, además de las cremas podemos apostar por un sérum reparador, que ayuda a reforzar la barrera protectora de la piel, aportándole la fortaleza necesaria para evitar los efectos de los radicales libres y favoreciendo la producción de colágeno y elastina, proteínas que ayudan a mantener una dermis tersa.

Cuidado de la alimentación

Ya sabemos que la alimentación tiene efectos notables en la apariencia de nuestra piel, de hecho, los nutrientes que ingerimos pueden ser muy beneficiosos para algunas de las afecciones cutáneas.

Durante estos meses de cambios debemos tener especial cuidado con lo que comemos y priorizar los alimentos ricos en antioxidantes y betacarotenos, como las verduras y hortalizas de hoja verde, las zanahorias, frutas como el mango, los plátanos o la papaya y frutos secos como las almendras.

Conviene complementar la hidratación externa de la piel con la ingesta de entre 1,5 y 2 litros de agua diarios, aunque esta cantidad varía en función de cada organismo. También es conveniente optar por el té verde, uno de los mayores antioxidantes naturales, que ayuda a un correcto cuidado de la dermis y le aporta un toque extra de luminosidad.

Visita regularmente a tu dermatólogo

Por último, es importante realizar al menos una revisión dermatológica anual para evaluar el estado de nuestra piel y poder realizar la rutina de cuidados idónea que la mantenga sana y tersa. El cambio de estación es el momento idóneo para chequear todo lo que nos preocupa respecto a nuestra dermis y controlar todos los factores que puedan afectar a su estado, especialmente si tenemos una afección que se pueda ver empeorada con la proliferación de agentes dañinos.

 

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