Cómo hidratar la piel

¿Por qué es tan importante hidratar la piel?

Nuestra piel es el órgano más grande de todo el cuerpo, y no solo cubre, sino que también actúa como barrera protectora para aislarlo de los agentes contaminantes que lo rodean. Dada su importancia, es fundamental su cuidado diario si queremos mantener un aspecto saludable, y esto se consigue mediante la hidratación, tanto desde el interior como desde el exterior. De este modo evitaremos el deterioro temprano, podremos prevenir la aparición de manchas, arrugas, estrías o simplemente sequedad, además de que ayudaremos a conservar la elasticidad.

Razones por las que hidratar la piel es fundamental

La realidad es que todas queremos tener un cutis perfecto, que luzca sano y que sea evidente la ausencia de imperfecciones, pero muchas veces, por más trucos de belleza que sigamos, hay razones que nos impiden cumplir nuestro objetivo. A pesar de que hay quienes culpan a la genética, lo cierto es que este factor tiene muy poca influencia en la salud de la piel. La principal causa de tener un aspecto apagado y dañado es la deshidratación.

Debido a los factores a los que nos exponemos diariamente, el mecanismo natural de hidratación no es suficiente. La piel es una barrera protectora que tiene que estar íntegra, porque si se descama, es fácil que se produzcan trastornos crónicos que deriven en patología, como la dermatitis o los eccemas. Así que tenemos que poner de nuestra parte para evitar la irritación, grietas o inflamación sin importar la época del año en la que nos encontremos.

Sabemos que cuidar nuestra piel implica beber entre 1 y 2 litros diarios de agua (7 u 8 vasos, aproximadamente), llevar una dieta equilibrada y utilizar cremas hidratantes a diario, pero a veces olvidamos llevar la teoría a la práctica, especialmente cuando se desconocen los beneficios de una correcta hidratación para la piel.

¿Por qué debemos hidratar la piel?

Con la edad, las glándulas sebáceas (aquellas que tienen como función hidratar la piel, aportarle los antioxidantes que necesita y protegerla de los gérmenes) se vuelven menos activas y, por consiguiente, pierden la capacidad de retener agua, lo que se traduce en una piel visiblemente más seca. Además, cuando no tenemos el equilibro perfecto de agua y nutrientes, lo normal es que aparezcan arrugas, manchas o incluso flacidez.

Como vemos, el agua es responsable de que nuestra piel tenga un aspecto sano y radiante, por lo tanto, la deshidratación es la principal causa de la falta de vitalidad y la aparición de arrugas. Debido a los diferentes factores a los que nos exponemos a diario, a nuestra piel le cuesta mantener equilibrados estos niveles, que son los que consiguen mantener la barrera protectora fortalecida y flexible.

Para que esto ocurra, es fundamental incorporar a nuestra rutina una crema hidratante, tanto de día como de noche. La principal función de la crema aplicada por la mañana es la de mantener hidratada nuestra piel durante todo el día, mientras que utilizar una crema de noche será imprescindible para reparar la piel de las agresiones que haya podido sufrir.

¿Cómo hidratar la piel?

Lo ideal es hidratarla no solo en verano, sino que debemos hacerlo durante todo el año. Utilizar una crema solo por un mes, por ejemplo, puede resultar de utilidad a corto plazo, pero si lo que queremos son resultados eficaces y prolongados en el tiempo, el tratamiento debe ser continuo.

Teniendo en cuenta que el frío y el aire seco del otoño son los grandes rivales de la piel y que estos efectos se intensifican con la llegada del invierno, lo mejor que puedes hacer es utilizar una crema nutritiva y reafirmante que intensifique el proceso reparador y regenerador.

A la hora de escoger las cremas adecuadas para incluirlas en tu rutina, lo primero que debes tener en cuenta es tu tipo de piel y optar por las que sean acordes a ella. Con el paso de los años las necesidades cambian, y es importante incorporar los principios activos necesarios en cada caso.

Un error muy común es pensar que este tipo de productos solo son necesarios para pieles secas, y la realidad es que da igual si es grasa, mixta, normal, sensible…  Sea cual sea, todos los tipos de pieles se deshidratan en mayor o menor medida, por lo que solo es necesario adecuar el tratamiento. Y si no sabes cuál es la tuya, puedes descubrirlo en nuestro test de la piel.

Elegir una crema que proporcione el nivel óptimo de hidratación será fundamental para poder paliar los efectos nocivos en nuestra piel y poder conservar un estado flexible, suave y luminoso. Y para ello, no basta con utilizar una única crema. Siempre es mejor hidratar cada zona con un producto específico destinado a esa área, ya que las necesidades que tiene el rostro no son las mismas que las que pueden tener otras partes del cuerpo como las manos o los talones.

Si tú también quieres una piel radiante, luminosa y saludable, no olvides dar este paso en tu rutina diaria de belleza y ¡cuéntanos los resultados por redes sociales!

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