Limpieza, cuidado y dermocosméticos específicos para cada tipo de piel. Estos son los tres pilares básicos de cualquier ritual de belleza que te propongas para mejorar y mantener la salud y el aspecto de la dermis. Hemos hablado mucho sobre las claves y la utilidad de cumplir con una simple rutina diaria para que el órgano más grande del cuerpo no pierda propiedades, luminosidad y firmeza. Por eso, en esta ocasión, nos centramos en la importancia de incluir mascarillas faciales en este particular rito de culto al cuerpo. Aplicados al menos una vez por semana, estos productos cosméticos completan cualquier rutina, aportan resultados notables a simple vista y duraderos bajo las capas más superficiales de la estructura de la piel.
Pero, para que produzcan estos efectos tan beneficiosos, deben ser los adecuados para cada tipo de dermis. Por ejemplo, una mascarilla para piel grasa en un cutis sensible puede resecar en exceso el rostro y agravar cualquier problema. Antes de comprar uno de estos dermocosméticos, descubre cuáles son tus necesidades y qué mascarilla es la más te conviene.
Tipos de mascarillas faciales según el tipo de piel
- Exfoliante. Es una mascarilla ideal, sobre todo, para piel mixta o grasa. Sirve para limpiar en profundidad los poros y los puntos negros a los que la limpieza diaria no llega. Aplicada con regularidad, cierra los poros, elimina los puntos negros, evita el exceso de sebo… Se debe evitar la zona del contorno de los ojos, los labios y la nariz y, para retirarla, lo mejor es utilizar una esponja húmeda.
- Calmante. Es el producto indicado para prevenir o paliar rojeces, irritación o tirantez. Es decir, es la mejor mascarilla para piel sensible o madura, en la que estas molestias pueden ser una constante. La recomendación es eliminarlas con un pañuelo de papel, nunca con agua.
- Hidratante. Mascarilla para piel seca que previene las grietas y la descamación derivadas de la falta de agua. Por los compuestos que la constituyen, lo mejor es no retirarla mediante aclarado, sino con un pañuelo de papel.
- Reafirmante. Las pieles maduras y apagadas necesitan productos que les ayuden a recuperar la luminosidad y la consistencia. Una mascarilla reafirmante aporta los nutrientes necesarios para alisar las arrugas y rellenar la dermis.
- Purificante. La mayor parte de las pieles necesitan completar la limpieza diaria con otra más exhaustiva que llegue a zonas más profundas de la dermis. Las mascarillas peel off purificantes están en boga. Son útiles en cualquier rutina de belleza, siempre que se tenga en cuenta las necesidades de cada caso. Por ejemplo, en pieles mixtas, lo mejor es aplicarlas solo en la zona T para que el resto del cutis no se reseque.
La variedad de este tipo de productos cosméticos no es solo amplia en cuanto a su función, sino también por su textura. Además de las mascarillas peel off, en el mercado las encontramos en crema, en polvos, en velo… Sea cual sea tu elección, ten en cuenta que debe ser la más adecuada a tu tipo de piel y debe contener los mejores ingredientes para no caer en daños innecesarios.