En verano, con las altas temperaturas, parece lógica la necesidad de ducharse con agua fría. ¿Dónde está el equilibrio perfecto y por qué es recomendable?
El mundo se divide en dos tipos de personas: las que se duchan con agua fría y las que lo hacen con agua caliente. Los dos grupos ven como un auténtico suplicio el extremo contrario y consideran imposible un cambio de dirección en el grifo de su baño. Incluso en verano, cuando las altas temperaturas invitan a refrescarse y a, al mismo tiempo, piden un poco de relajación al final del día. Ha llegado el momento de desvelar quién tiene razón y en qué punto deberías colocar la llave de tu ducha para mantener tu piel bien cuidada.
💦 En busca de la temperatura ideal en la ducha en verano
A grandes rasgos, los expertos explican que las duchas con agua fría están recomendadas para estimular el organismo y el sistema inmune, mientras que el agua caliente es más indicada para alcanzar un mayor nivel de relajación. A simple vista, las primeras se deberían utilizar en momentos en los que queremos/necesitamos estar despiertos y las segundas solo cuando vayamos a descansar. Pero los beneficios y contraindicaciones de una y otra van mucho más allá, y limitarse solo a una de las opciones puede considerarse como uno de los malos hábitos que cometemos en la ducha.
¿Hacia dónde debe equilibrarse la balanza? Hacia un punto intermedio. Los extremos nunca son buenos: el agua muy caliente puede debilitarnos, irritar la piel o producir bajadas de tensión; y si está muy fría, puede obligar al cuerpo a subir la temperatura y hacernos volver a sudar al instante.
💦 Entonces ¿es mejor ducharse con agua fría o caliente?
Con ninguna y con ambas. Lo mejor es ir alternándolas durante la hora del baño para conseguir beneficiarse de todos sus efectos positivos y evitar los negativos. Para conseguirlo sin que sea un suplicio para nadie, los expertos recomiendan hacer los cambios de manera paulatina. Por ejemplo, empezar con agua [no demasiado] caliente, ir moviendo el grifo hacia temperaturas más bajas y terminar la ducha con agua fría.
💦 Las temperaturas intermedias nos ayudan a:
- Mejorar la circulación
- Tonificar la piel
- Acelerar el metabolismo
- Conseguir energía
- Fortalecer el sistema inmunitario
Aprovecha la buena temperatura exterior del periodo estival para adaptarte al cambio y empieza a sacarle el máximo partido a la ducha durante todo el año. No olvides que también debes cambiar tus hábitos de baño (quizá ducharse todos los días no es tan bueno como crees) y utilizar una buena crema hidratante para poner el broche de oro a esta rutina de higiene personal.