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Tips para el cuidado facial durante el verano

La piel no mantiene el mismo estado durante todos los meses del año, lo que significa que en verano tiene unas necesidades distintas de las que tiene durante los meses de frío. Normalmente la piel del rostro tiende a volverse más grasa con el calor y la humedad, lo que hace que inevitablemente acumule más suciedad de lo normal. Si a esto le añadimos que durante las vacaciones de verano, por lo general, olvidamos y prestamos menos atención a la rutina facial, las consecuencias pueden ser fatales.

El verano es tiempo de disfrutar y descansar, pero en ningún momento debemos descuidar nuestra piel si lo que queremos es mantenerla limpia, sin brillos y luminosa. Es precisamente en esta época cuando la piel sufre en exceso, por eso necesitamos prestar especial atención y ser constantes con una rutina de cuidado facial, evitando así la deshidratación, el envejecimiento prematuro o la descamación.

Limpieza facial

Para huir de la sensación de sequedad o del efecto de la exposición a la radiación solar y los baños en la piscina o en la playa, la higiene es nuestra mejor aliada. Una buena rutina de limpieza es imprescindible para mantener la higiene facial, lo que dará lugar a una piel sana y bonita. Hay que lavar bien el rostro dos veces al día, por la mañana y por la noche (incluso cuando no hayamos utilizado maquillaje). Preparar nuestra piel en estos dos periodos nos ayudará a reeducarnos en el cuidado diario y a adquirir la costumbre.

Los poros dilatados son un problema común en verano como consecuencia del calor, la sudoración o la humedad, y en ellos se acumula suciedad. Para evitarlo necesitarás una limpieza de la piel más completa, pero recuerda no utilizar productos que puedan dañar tu barrera protectora. Elige el limpiador que mejor se adapte a tu tipo de piel y, una vez aplicado, retíralo con agua tibia. Si tienes por costumbre utilizar un tónico facial, este es el momento de aplicarlo (siempre sobre la cara limpia). Siguiendo esta rutina de forma regular conseguirás eliminar las células muertas y prevenir la deshidratación de tu piel.

Exfoliante después de la limpieza

La limpieza se puede completar con una exfoliación una vez por semana o cada dos semanas, según las necesidades de cada uno. Es un paso muy importante en la rutina de cuidado facial que acelera el proceso de regeneración de la piel eliminando toxinas y células muertas, quienes impiden una correcta oxigenación.

Exfoliar la piel es un cuidado básico durante todo el año, pero el verano tiende a volverla más grasa y, además, al estar expuesta a diversos factores externos, se generan más células muertas. Lo ideal es elegir el producto más adecuado en función de cada tipo de piel, especialmente aquellas personas que tienen la piel sensible, y aplicarlo a última hora de la tarde para evitar la sensibilidad que puede producir la exposición solar.

Hidratación de la piel

Tras la exfoliación es importante hidratar la piel, la clave para lucir un aspecto saludable y luminoso. En verano nos exponemos al sol, al aire acondicionado, al cloro, a la sal del mar y a otros factores que son perjudiciales y resecan nuestra piel. Si la hidratamos a diario, la ayudaremos a protegerla para que siga cumpliendo su función como barrera ante cualquier agente externo.

Además de utilizar una crema facial regeneradora rica en principios activos que ayuden a reforzar la defensa de la piel, es importante utilizar productos que retengan el agua en la superficie, y el sérum regenerador es el producto adecuado para ello. Contiene moléculas de ácido hialurónico que forman una película no oclusiva que retiene el agua, consiguiendo propiedades ultra hidratantes y protegiendo la piel de las agresiones externas gracias a la película que forma. Por consiguiente, el sérum tiene un doble efecto sobre la piel: multiplica su capacidad para mantener el nivel óptimo de hidratación y refuerza la barrera protectora.

Alimentación adecuada

Seguro que también habréis pensado en la importancia de beber agua para mantener la piel hidratada, y no os equivocáis. Es importante beber, al menos, 2 litros de agua a lo largo del día en verano, evitando así ingerir cantidades excesivas de bebidas con azúcar.

Llevar una dieta equilibrada también será crucial para hidratar nuestra piel. Es importante elegir alimentos que contengan mucha agua (como el melón o la sandía) y aprovechar las frutas propias del verano. Los frutos rojos, el kiwi o las fresas tienen altos niveles en Vitamina C (uno de los antioxidantes más valiosos), mientras que el aguacate o los frutos secos son muy ricos en Vitamina E.

Además de todos estos consejos, utilizar un buen protector solar, prestar especial atención a los labios y la zona del contorno de ojos (ligeramente más sensibles que el resto de nuestro rostro), aplicar mascarillas por la noche o beneficiarte del agua fría en la ducha ayudarán a que tu piel tenga un aspecto sano y radiante durante todo el verano.

Y tú, ¿Cómo preparas tu piel para el verano? ¿Haces alguno de estos cambios en tu rutina? ¡Cuéntanoslo en las redes sociales!

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