Piel seca, enrojecida, con picor… Estos son algunos de los síntomas de la dermatitis atópica (DA), una afección de la piel cada vez más frecuente en toda la población que afecta tanto a niños como a adultos. No obstante, hay quienes muestran dificultades a la hora de identificar los síntomas.
Cuidar la piel atópica, incluso cuando los síntomas son leves, es fundamental para evitar nuevos brotes y para disminuir su gravedad, de ahí la importancia de saber identificarla para poder tratarla adecuadamente.
¿Cómo identificar la dermatitis atópica?
Lo primero y más importante es tener claro y saber reconocer e identificar los síntomas propios de la dermatitis atópica. Para ello hay que estudiar las señales que nos manda la piel, siendo lo más habitual la sensación de piel rugosa, escamosa, enrojecida y con picor.
Tampoco es de extrañar encontrar cambios en la dermis en forma de ampollas que pueden supurar y formas costras, grietas en la piel que pueden provocar sangrados, o erupciones en zonas de flexión, como la parte interna de los codos y las rodillas (aunque se puede extender a otras zonas como el cuello, la cara, las manos y los pies).
En cualquier caso, es importante evitar el rascado para no provocar heridas (o no empeorarlas) y, sobre todo, para prevenir el riesgo de infección, así como seguir una serie de recomendaciones generales para el tratamiento de la dermatitis atópica.
Pero ¿qué pasa si uno no está seguro de si se trata de dermatitis atópica o de otra afección de la piel? Si has evidenciado alguno de estos síntomas es muy probable que se trate de DA, y aunque se debe acudir al dermatólogo tan pronto como se detecten, hay señales que nos pueden ayudar a diferenciar la piel atópica de otras enfermedades.
¿Es la dermatitis atópica lo mismo que un eccema?
El eccema es un término general empleado para definir cualquier tipo de reacción provocada por la dermatitis o inflamación de la piel. La dermatitis atópica, en cambio, es el tipo de eccema más severo y el que más dura puesto que hablamos de una enfermedad crónica. Es habitual que afecte en la niñez y que desaparezca en la adolescencia, pero hay casos en los que persiste en la edad adulta.
Y, a pesar de que este término se utiliza con frecuencia para hacer referencia a la DA, hay muchas otras enfermedades de la piel que también son eccemas, como la dermatitis seborreica, alérgica, de contacto, el eccema dishidrótico, el eccema discoide, y un largo etcétera.
Los eccemas se caracterizan por la piel roja que se agrieta y se descama, además, es muy característico que piquen. Sin embargo, pueden aparecer por diversas causas, tales como la sequedad, la irritación o alguna alergia en la piel.
Diferencias entre dermatitis atópica y alergia
La palabra dermatitis significa inflamación de la piel, pero el tipo de dermatitis varía en función del “apellido” que lleve detrás, así que la dermatitis atópica y la dermatitis alérgica son dos afecciones diferentes.
La diferencia fundamental entre una y otra es el origen: mientras que la DA es de origen desconocido, las causas por las que aparece son multifactoriales y suele darse en la infancia, la dermatitis alérgica se produce siempre por un agente externo y puede desarrollarse en cualquier momento de la vida.
La dermatitis alérgica, por definición, se repite cada vez que la piel entra en contacto con una sustancia, por eso se recomienda anotar qué alimentos se han consumido cada vez que aparece una reacción. Conocer la naturaleza de la dermatitis que padecemos es muy importante para utilizar el tratamiento más adecuado.
Por tanto, para considerar la dermatitis atópica como una alergia debería aparecer y desaparecer con cada contacto, cosa que no ocurre, por lo que no es correcto hablar de ellas indistintamente.
¿Por qué se descarta la dermatitis atópica?
Es muy común que se den los síntomas característicos de la dermatitis atópica pero que se descarte el hecho de padecer la enfermedad. ¿Por qué ocurre esto? En ocasiones se considera que se trata de un simple eccema temporal, o que la DA solo afecta a las personas alérgicas. Es cierto que la piel atópica puede afectar más a quienes tienen asma o alergias estacionales, es decir, son más propensos, pero no es necesario ser alérgico para desarrollarla.
Los síntomas de la dermatitis atópica no son permanentes, puede haber periodos libres de lesiones, pero eso no significa que haya que desechar la idea de acudir al dermatólogo por un posible brote de DA.
La importancia de hidratar la piel
Si para una piel sana hay multitud de razones por las que hidratar la piel es fundamental, para una piel atópica es todavía más necesario puesto que se trata de pieles muy secas con tendencia a agrietarse.
Los expertos aconsejan utilizar productos específicos para pieles sensibles que nutren en profundidad y protegen y regeneran la barrera cutánea dañada por este tipo de afecciones. Además, ¡te damos un consejo extra! Si guardas tu crema en la nevera, el efecto del frío ayudará a reducir el picor y las molestias.
Por último, recuerda que, aunque la dermatitis atópica es una enfermedad crónica que no tiene cura, las cremas y lociones ayudan a aliviar los síntomas, reducir la hinchazón, disminuir el picor y mejorar el aspecto de sequedad y descamación.