Rostro de mujer con acné

El papel que desempeña el estrés en el acné adulto

Es posible que hayas oído que el estrés tiene unas consecuencias muy negativas para el estado y la salud de la piel, y es que la falta de sueño o de tiempo, el exceso de trabajo o una mala alimentación se ven reflejados en nuestra piel, dando lugar a imperfecciones cutáneas como el acné. Por eso aquí lo importante es saber cómo actuar.

Por qué aparece el acné por estrés en la edad adulta

Aunque el estrés puede ser el causante de una gran variedad de patologías, como la dermatitis atópica, la psoriasis o la rosácea, la más común es el acné en la edad adulta. Como afirman en la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), hay distintas etapas y factores por los que se puede padecer esta afección:

  • La transferencia hormonal producida por la madre en el parto desencadena acné en los recién nacidos.
  • En la etapa juvenil empiezan a producirse hormonas que también actúan como desencadenantes.
  • En la edad adulta existe la posibilidad de continuar con un acné desarrollado previamente en el que el estrés es un factor que juega un papel fundamental.

No hay duda de que en la edad adulta el estrés es uno de los principales desencadenantes del acné, y cuanto más empeora esta afección, más nos estresamos, lo que hace que entremos en un círculo vicioso que puede acabar afectando a la autoestima y a la confianza que se tiene en uno mismo.

De hecho, hay estudios que han demostrado que las personas experimentan un agravamiento de su acné durante periodos de estrés como temporadas de exámenes, procesos de contratación, puesta en marcha de nuevos proyectos… Pero ¿cuáles son los signos de que la piel adulta sufre los efectos del estrés?

Acné por estrés: cómo distinguirlo

Se puede dar el caso de pertenecer a este último grupo, el de la edad adulta, y no saber si el acné es producido por el estrés o por cualquier otro motivo. Lo primero que tenemos que observar para poder identificarlo y empezar a tratar el problema es la parte del cuerpo afectada.

A pesar de que los expertos dicen que la zona en la que aparece el acné por estrés puede variar, lo cierto es que podemos identificarlo si aparece en el mismo lugar una y otra vez, porque esto indica que ahí es donde hay una acumulación constante de sebo. A diferencia de otros tipos de acné, este normalmente suele aparecer en la zona T, que es la parte del rostro que presenta más grasa.

Ahora que ya lo hemos identificado, es importante saber que el estrés activa las glándulas sebáceas, nuestro cuerpo produce unas hormonas llamadas andrógenos que estimulan la producción de sebo en exceso y esto tapa los poros y resulta en la aparición de granitos. Pero no solo los andrógenos son los culpables.

Cuando estamos lidiando con elevados niveles de estrés, hay hormonas que se liberan en grandes cantidades: el cortisol, los neuropéptidos y las citocinas. Estas últimas son particularmente importantes en el momento de entender estos brotes, pues poseen una fuerte influencia en las glándulas sebáceas (son las responsables de alterar dichas glándulas cuando tenemos altos niveles de estrés), por lo que no es de extrañar que provoquen la aparición de acné.

Cómo combatir el acné por estrés

Cuando desarrollamos esté acné, el estrés provoca inflamación en el cuerpo, lo que afecta a la piel y empeora el problema; pero además influye en el sistema inmune, por lo que la habilidad del organismo de combatir el acné por sí mismo también se ve perjudicada.

Además, estas situaciones pueden llevarnos a tocarnos, rascarnos o frotarnos la cara más de lo que lo hacemos habitualmente, con lo que nos llevamos la suciedad y las bacterias de las manos a la zona de la piel más perjudicada, que es aquella donde tenemos las lesiones.

Lo más importante siempre es acudir a un dermatólogo y seguir sus indicaciones, tratando de manipular los granitos lo menos posible, ya que esto solo consigue potenciar la inflamación y complicar la cura de la afección. Pero, si sabes de dónde viene y cuál es el origen de tu acné, existen numerosas prácticas que puedes llevar a cabo para combatir el acné y mejorar la apariencia de tu piel.

Técnicas de relajación

Lo primero que tenemos que hacer es reducir y mantener bajo control tu nivel de estrés. Esto se logra con técnicas de relajación como el yoga, la meditación, el mindfulness, etc, porque ayudan a despejar la mente y relajarse, a desarrollar una actitud mental positiva y a mejorar la confianza en uno mismo.

Rutina de limpieza facial

Aunque el acné puede considerarse como una enfermedad fisiológica, no hay mejor prevención que una rutina de limpieza adecuada y una correcta elección cosmética acorde a cada tipo de piel. Si no sabes cuál es la tuya, descúbrelo con el test de la piel de Bioxán.

En ocasiones, cuando el problema es recurrente hay que cambiar la rutina de cuidado de la piel. Tal vez estemos utilizando un producto excesivamente graso o que no es bueno para nuestro tipo de piel, y eso solo va a empeorar el problema, lejos de paliar las consecuencias.

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Hidratación

La hidratación de la piel empleando cremas hidratantes será fundamental porque, aunque haya una alteración en la secreción sebácea, hay que seguir aportando agua a la piel tanto por dentro como por fuera para que pueda cumplir su función de barrera protectora. Si además de presentar una afección inflamatoria la piel está indefensa ante agentes ambientales que favorezcan su oxidación, el daño será mayor.

Como hemos mencionado anteriormente, las lesiones aparecen principalmente en el rostro, así que emplear una crema facial regeneradora ayudará a la piel a recuperar su estado óptimo de salud y bienestar.

Dieta equilibrada

Una dieta sana y equilibrada con la cantidad adecuada de hortalizas, frutas frescas y frutos secos puede facilitar la tarea de luchar contra el estrés y, por tanto, minimizar el problema del acné. Intentar beber más agua y menos bebidas alcohólicas y con cafeína que pueden desencadenar la producción de insulina y agravar el estrés.

Si somos constante con estas rutinas, no descuidamos nuestras horas de practicar algún deporte o hacer ejercicio físico y logramos dormir entre 6 y 8 horas diarias, es probable que poco a poco empecemos a ver resultados.

¡Y recuerda! Aunque hayas padecido el acné en épocas anteriores, eso no significa que no pueda volver a aparecer en determinados periodos o situaciones, por lo que el cuidado de la piel, especialmente en el rostro, no se debe dejar nunca de lado.

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