En esta época del año es cuando vemos que llega el frío otoñal, el estrés de la vuelta a la rutina empieza a hacer efecto y con el cambio de hora tenemos menos tiempo de estar en la calle y disfrutar de nuestro tiempo libre. Nos guste o no, esto afecta a nuestra salud, y también a nuestra piel, el órgano más extenso. Más concretamente, la psoriasis es una de las patologías que suelen empeorar con las bajas temperaturas.
¿Qué es la psoriasis?
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel muy común que es de larga duración y no tiene cura. Las células se desarrollan rápidamente en la piel, y este sobrecrecimiento puede provocar placas gruesas y escamosas que causan picazón o molestias, siendo la descamación, el engrosamiento y la inflamación los signos básicos.
Normalmente se desarrolla en brotes que no siempre presentan la misma actividad, es decir, pueden durar semanas o meses y luego disminuir o incluso entrar en remisión.
Su expresión es, fundamentalmente, en la piel, pero hay ocasiones en las que puede ir más allá y afectar a las articulaciones y a otros órganos del cuerpo dando lugar a problemas hepáticos o cardiovasculares. Por tanto, no es un problema estético, sino una enfermedad en la que la búsqueda del tratamiento adecuado es fundamental para controlar sus síntomas.
Se trata de una patología bastante frecuente en España y que padece alrededor de un 2-3% de la población, indistintamente del sexo, empeorando su calidad de vida. No obstante, la experiencia de cada persona respecto a la psoriasis es distinta, hay quienes presentan síntomas leves y quienes sufren consecuencias más graves.
Con mayor frecuencia la psoriasis se presenta en forma de parches en la piel muy enrojecida o de color blanco, síntomas que pueden aparecer a cualquier edad, pero que son más frecuentes alrededor de los 20 años y en etapas posteriores, entorno a los 50 o 60 años.
¿Por qué la psoriasis empeora con el frío?
En esta época del año la psoriasis, al igual que otras enfermedades, empeora y surgen más brotes. En primer lugar, porque el sol mejora esta enfermedad, pero en otoño e invierno vamos más tapados; y en segundo lugar porque en verano solemos llevar una vida más relajada, mientras que el estrés de la vuelta a la rutina representa un factor agravante.
Además, el frío de por sí perjudica a la piel, pero si a eso le sumamos la calefacción que utilizamos en estos meses y los ambientes cerrados y secos, todo ello puede secar más la piel y hacer que se deshidrate. Por eso cuidar la piel e hidratarla a base de cremas emolientes es fundamental.
Síntomas de la psoriasis
Por lo general, la psoriasis tiende a seguir un curso de erupciones conocidas como exacerbaciones donde los síntomas son graves, y periodos de remisión donde los síntomas son moderados o inexistentes.
Y, a pesar de que, como hemos mencionado, los signos pueden variar de una persona a otra, es común la aparición de manchas rojas y escamosas que producen picor, sobre todo en el cuero cabelludo, la cara, los codos, las palmas de las manos, las rodillas o las plantas de los pies.
¿Cuáles son entonces los signos más comunes? Estos serían algunos de ellos:
- Parches de piel rojiza cubiertos de gruesas escamas.
- Pequeños puntos escamados que normalmente se dan en niños.
- Piel seca y agrietada que puede sangrar y provocar picor.
- Picazón, ardor o irritación de la piel.
- Articulaciones inflamadas y rígidas.
Estas manchas pueden ir desde unos puntos de escamas similares a la caspa hasta erupciones que abarcan zonas grandes.
Y hay que tener en cuenta que los parches de la piel afectada por psoriasis son biológicamente distintos de los de la piel seca (xerosis), ya que en ellos participan tanto los vasos de la piel como las capas más profundas de la epidermis.
Causas de la psoriasis
Las células cutáneas de una piel sana crecen en lo profundo de la piel y suben hasta la superficie aproximadamente una vez al mes. Sin embargo, cuando una persona padece psoriasis este proceso ocurre en 14-15 días, lo que resulta en la acumulación de células muertas en la superficie formando esas escamas.
Los factores que pueden desencadenar este brote de psoriasis pueden ser genéticos, inmunológicos o ambientales.
Factores genéticos
Muchos estudios indican que existe una predisposición genética a la psoriasis, ya que la incidencia de esta enfermedad es más elevada entre los parientes de individuos que la padecen.
No obstante, no se tiene conocimiento de un gen específico, sino una serie de características genéticas que hacen que el paciente sea más propenso a desarrollarla.
Las investigaciones realizadas con familias de personas psoriásicas revelan que existen regiones cromosómicas asociadas al desarrollo de esta enfermedad, pero los grupos de genes que producen la inflamación varían de una familia a otra y de un paciente a otro.
Desencadenantes de la psoriasis
- Infecciones bacterianas o víricas.
- El clima, especialmente los cambios de estación y el frío y la sequedad.
- Lesiones en la piel tales como cortes, raspaduras, picaduras de insectos, quemaduras solares y otras erupciones cutáneas.
- Ciertos medicamentos, en particular el litio y los medicamentos contra la malaria y para la tensión sanguínea alta.
- El estrés.
- El tabaco, el alcohol y la obesidad.
- Muy poca luz o quemadura solares.
Cómo tratar la psoriasis
Desafortunadamente no existe una cura definitiva para la psoriasis, pero sí que existen tratamientos capaces de controlar los síntomas y prevenir la gravedad de las lesiones.
Cualquier proceso debe ir supervisado por un dermatólogo que realice un control exhaustivo de los síntomas y las necesidades de la piel de cada paciente, pero el método más extendido es la aplicación de preparados tópicos (cremas, lociones, pomadas, etc.), esenciales en el tratamiento de la psoriasis.
Cremas hidratantes y emolientes
Los productos hidratantes y emolientes son muy beneficiosos durante la fase de erupciones y durante la remisión. Los emolientes se usan para suavizar la piel seca y rugosa, y los hidratantes para aumentar la hidratación de la piel reteniendo la cantidad de agua necesaria y fortaleciendo la barrera protectora, como la crema corporal reafirmante de Bioxán.
Aunque, realmente, toda la gama de productos Bioxán está especialmente desarrollada para el tratamiento de las pieles dañadas con la función de protegerlas y regenerarlas. ¿Conoces todos sus beneficios para la piel?
Además, hay una serie de recomendaciones, como mantener la piel siempre limpia y húmeda, utilizar productos que respeten la piel sensible o controlar la dieta que, si se combinan con las cremas o lociones adecuadas, ofrecen notables beneficios.