Archivos del Autor: Ivan Planes

Cuidados de la piel después del verano: prepárate para el otoño

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Oficialmente el verano ha llegado a su fin, y con él las vacaciones, los días en la playa y en la piscina, los rincones al aire libre, el buen tiempo… Es hora de volver a la vida real, con la rutina de trabajo y las inquietudes cotidianas abandonadas durante el periodo de descanso. Y no solo eso, sino que también es el momento de reparar los efectos producidos en nuestro cuerpo por los excesos durante el periodo estival.

Tras estos meses de descanso la piel está claramente deteriorada, con signos de deshidratación, un tono más apagado, manchas y, en general, una apariencia más envejecida. Todos estos síntomas son consecuencia de la memoria de la piel, que guarda los daños provocados por las altas temperaturas, la exposición al sol, el cloro, la sal marina, las alteraciones en la alimentación o la relajación en los cuidados habituales. Además, el sol provoca el fotoenvejecimiento, dando lugar a la aparición de arrugas y la flacidez cutánea.

El regreso a la rutina posvacacional es el mejor momento para ayudar a la piel a recuperarse de estas agresiones, a la vez que la ponemos a punto de cara al otoño.

Prepara tu piel para el otoño

Poner en práctica estos consejos al llegar a casa después de las vacaciones será fundamental para que estos daños ocasionados no sean irreparables y podamos enfrentarnos a la nueva estación con total seguridad.

Limpieza para deshacerse del exceso de grasa

Una limpieza en profundidad finalizado el verano ayudará a eliminar la suciedad, el exceso de grasa y de cremas solares acumulados en la piel.

Puedes utilizar limpiadores o jabones suaves, y a la hora de secarte hacerlo mediante pequeños toques con la toalla, nunca arrastrándola por el cuerpo. Lo importante aquí es cuidar tu piel: cuanto menos sufra, más lento envejecerá.

Exfoliación para lucir una piel radiante

Después de un verano de mar, arena y sol, debes reiniciar tu piel y darle un nuevo comienzo. Al terminar las vacaciones y como consecuencia de las agresiones recibidas, la piel pierde brillo y luminosidad. Una exfoliación servirá para eliminar todas las impurezas y células muertas y lucir un aspecto radiante.

Debes optar por productos exfoliantes no agresivos, aquellos que cumplan su función limpiadora sin comprometer más el estado y la estructura de la dermis.

Hidratación para combatir la sequedad

Una de las maneras más efectivas de preparar la piel ante la bajada de las temperaturas tras haber pasado el verano al sol es asegurarse de que está completamente hidratada.

El agua es vital para el organismo, y este periodo de descanso siempre provoca irregularidades en nuestros hábitos, dando lugar a la pérdida de una parte del agua que la piel retiene. Para reparar el daño y mantener el nivel óptimo de hidratación, basta con aportar a diario la dosis recomendada tanto desde dentro como desde fuera: beber suficiente agua a lo largo del día y aplicar cremas con propiedades hidratantes en cuerpo y rostro.

Con estos consejos la piel estará sana y podrá seguir cumpliendo su función de barrera protectora.

Nutrición para recuperar la salud y fortaleza

En verano siempre es común tener desajustes en las comidas, pero volver a llevar diariamente una dieta equilibrada nos ayudará a recobrar el buen estado tanto de la piel como del resto del organismo.

Es muy importante abastecer a nuestro cuerpo con los nutrientes y antioxidantes necesarios a través de la alimentación, y la Vitamina C es el antioxidante más extendido, ya sea en frutas, verduras o zumos. Un buen zumo de naranja para comenzar el día sería ideal para actuar sobre las células combatiendo el proceso oxidativo y aportar luminosidad a la piel. No olvides que en esta época el resfriado y la gripe son habituales, y la Vitamina C refuerza el sistema inmunológico. El té verde es otra sustancia rica en propiedades antioxidantes, así que una taza al día ayudará a reducir la acción de los radicales libres.

Volver a los hábitos saludables para sentirse mejor

Durante esta época es inevitable abandonar algunas de las rutinas más recomendadas para mantener el bienestar en todo el cuerpo. Pero ahora ya no tienes excusa. Es hora de retomar el ejercicio físico, la alimentación equilibrada y ¡todas aquellas prácticas que te hagan sentir bien contigo misma!

Cómo cuidar la piel a partir de los 40

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Arrugas, flacidez, manchas, pérdida de luminosidad… Sí, ha llegado la hora de tomarse la rutina de belleza en serio. A partir de los 40 la piel empieza a perder elasticidad y tersura, adquiere un tono menos uniforme y la aparición de los síntomas del envejecimiento tiene una importancia significativa. Sin darnos cuenta nos hemos encontrado con problemas del organismo que nos cuesta solucionar, así que es el momento ideal para cambiar la rutina.

Puede que de repente hayas notado que, con frecuencia, tu piel empieza a tener un aspecto cansado, ojeras pronunciadas, un tono más apagado… Y es que a partir de esta edad es normal sentir los efectos del envejecimiento, el paso del tiempo no nos lo pone nada fácil. La buena noticia es que con unos cambios en el cuidado de la piel, la incorporación de ingredientes activos potentes y un buen aliado cosmético es posible corregir y frenar estos síntomas.

Al cambiar la piel a los 40, debería cambiar también tu rutina de belleza y cuidados

Muchos de los cambios producidos en la piel se deben al efecto combinado por la ralentización de la producción de colágeno y elastina, factores relacionados con el estilo de vida como el estrés, la carga laboral, la falta de sueño o llevar una dieta desequilibrada, así que a partir de aquí es probable que los productos que has utilizado hasta ahora no sean suficientes.

Pasados los 40 necesitas hidratar y proteger la piel del sol, pero también es importante reforzar la rutina incluyendo ingredientes potentes a diario. Recuerda que los buenos hábitos dan resultado. Para conseguir efectos visibles se puede optar por una mezcla de activos con propiedades antiaging como el ácido hialurónico o la Vitamina C. También son extremadamente importantes los antioxidantes, en ellos se esconde el secreto de la juventud.

5 claves para el cuidado de la piel a partir de los 40

Una vez alcanzada esta edad es importante practicar ejercicio moderado, mantener una dieta adecuada y empezar a utilizar cremas hidratantes con principios activos que ayuden a la piel a regenerarse y mantener su propia hidratación. Si estos hábitos se combinan con una rutina de limpieza facial dos veces al día y la aplicación de un sérum o cremas con propiedades regeneradoras, tu piel pronto empezará a notar los cambios.

1. Céntrate en la alimentación para empezar el cambio desde dentro

Consume alimentos ricos en antioxidantes y Vitamina E (frutos rojos, té verde, brócoli…), y alimentos con ácidos grasos para mantener la elasticidad de la piel (aceite de oliva, aguacate, frutos secos…). El chocolate negro también puede reducir las líneas de expresión y proteger la dermis del estrés oxidativo.

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2. Haz ejercicio todos los días para mantener en forma tu cuerpo

Con una actividad física diaria no solo eliminarás la suciedad e impureza de los poros, sino que además reducirás los niveles de envejecimiento prematuro y recuperarás el brillo y la luminosidad de tu piel.

3. Si a diario utilizas maquillaje, lo mejor es optar por una base natural con fórmulas hidratantes

El maquillaje agresivo, especialmente los tonos más oscuros, no es el mejor aliado a partir de los 40, pues penetra en las líneas de expresión cuando éstas son muy pronunciadas. Lo ideal es sumergirse en el mundo de los tonos nude.

4. Evita los baños excesivamente largos y con agua muy caliente

El agua excesivamente caliente en las duchas o baños y el uso de jabones, desodorantes o perfumes agresivos a la larga resultan perjudiciales para la piel, así que es preferible evitarlos en la medida de lo posible, o al menos no abusar de ellos.

5. Alíate con un buen producto de cosmética

Incluir en tu rutina cremas hidratantes que contengan ingredientes activos será vital para mantener la tersura y elasticidad de la piel. Aplicar este tipo de tratamiento y protección complementará de manera efectiva los puntos anteriores haciendo que el paso de los años no sea tan señalado en tu piel.

No te descuides, todavía eres joven

Hay quienes dan por sentado que cumplir 40 implica entrar en un proceso irrefrenable de envejecimiento en el que no hay marcha atrás, ¡y eso dista mucho de la realidad! El estilo de vida y la forma de cuidarse de las personas ha cambiado por completo, lo que significa que es posible llegar a los 50 o 60 con un ritmo de vida propio de edades inferiores.

Tu edad no define tus años, sino tu personalidad y tu forma de vivir. Por eso, nunca es demasiado tarde para empezar a cuidarse y lucir un cutis radiante y bonito. Sigue estas recomendaciones y ¡date una oportunidad!

Los antioxidantes y su eficacia cosmética

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Nos encontramos en un ambiente en el que cada vez es más abundante la cantidad de factores oxidantes de las células: la contaminación, la radiación solar, el estrés o sustancias como el humo del tabaco, entre otros. Todos ellos son los causantes de la generación de radicales libres, moléculas que oxidan nuestras células y culpables de su envejecimiento.

¿Qué son los antioxidantes?

Los antioxidantes son los encargados de bloquear esos radicales libres, contribuyendo a retrasar el desgaste y el deterioro de los tejidos de la piel. Se trata de moléculas capaces de retardar o prevenir la oxidación de otras moléculas o las células de nuestro organismo.

¿Cómo funcionan?

El oxígeno, además de ser esencial para la vida, puede transformarse en una molécula potencialmente perjudicial, que es lo que denominamos radical libre, y se genera como consecuencia de diferentes factores externos, ya mencionados anteriormente. Para neutralizarlos disponemos de defensas de antioxidantes naturales, pero, cuando se produce un desequilibrio en la formación de estos radicales, nuestro organismo es incapaz de gestionarlo. Si esto sucede hablamos de estrés oxidativo, que no es más que un proceso de deterioro celular. Los antioxidantes pueden actuar desde tres frentes: inhibir el estrés oxidativo, neutralizar los radicales libres y paliar sus efectos.

A medida que envejecemos, el número de células dañadas por la oxidación es cada vez mayor. Nuestra piel sufre un proceso similar al de una manzana cuando pelamos la piel y la parte que queda descubierta se oscurece rápidamente, perdiendo jugosidad y tersura. Si antes de que comience la oxidación aplicamos antioxidantes, detendremos el envejecimiento y ralentizaremos sensiblemente el proceso en nuestro organismo.

¿Cuáles son sus beneficios en cosmética?

Los antioxidantes conforman, junto con los fotoprotectores, el equipo más eficaz a la hora de prevenir el envejecimiento cutáneo y evitar el deterioro de las células, lo que se manifiesta en nuestra piel en forma de deshidratación, pérdida de elasticidad y firmeza o pérdida de brillo.

No debemos olvidar que el proceso de envejecimiento es un mecanismo oxidante natural contra el que no existe ningún remedio, pero sí podemos contrarrestarlo y retrasarlo de una forma saludable. En nuestro cuerpo contamos con unos antioxidantes naturales, pero con el paso de los años van perdiendo su efectividad y por eso necesitamos una aportación extra.

Los antioxidantes por excelencia son la Vitamina C y la Vitamina E, y la combinación de ambos da lugar a un resultado altamente eficaz: reparación de los tejidos, protección de la piel del fotoenvejecimiento y mantenimiento de la elasticidad y resistencia. Desde el primer momento de su aplicación se aprecian los beneficios, piel elástica, rejuvenecida, suave y sobre todo sana.

Es por ello por lo que surge la necesidad de recurrir a tratamientos complementarios eficaces que contrarresten el estrés oxidativo. En este contexto se han introducido en el mercado múltiples antioxidantes, fisiológicos o de origen vegetal, que se administran por vía tópica u oral.

Para aportar los antioxidantes necesarios a nuestro organismo es importante recordar:

  • Elegir los productos cosméticos adecuados, ya sean lociones o cremas, para aplicar sobre la piel, preferiblemente por la mañana y por la noche.
  • Los alimentos que contienen antioxidantes (brócoli, zanahorias, fresas, arándanos, cacao natural, té verde…) ayudan a reducir el impacto de los radicales libres, lo que permite prevenir diferentes enfermedades.
  • Mantener una dieta equilibrada que incluya alimentos de todos los grupos, alta en frutas y verduras, alimentos integrales y frutos secos.
  • Todo en exceso es perjudicial, y un consumo excesivo de antioxidantes mediante complementos nutricionales puede llegar a provocar el efecto contrario y convertirse en prooxidantes.

¿Cómo cuidar manos secas y agrietadas?

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La piel de las manos es una de las zonas del cuerpo más expuesta a agresiones externas tales como el sol, el calor o el contacto con productos químicos que pueden ser nocivos. También se trata de una piel especialmente delicada en la que se percibe notablemente el paso de los años: pierde firmeza, aparecen manchas y se vuelve áspera, lo que significa que las manos pueden envejecer antes de tiempo. Para evitarlo hay que dedicarle cuidados diarios tanto dentro como fuera de casa.

Sin embargo, el gel desinfectante o hidroalcohólico se ha convertido en uno de los productos más buscados y demandados hoy en día, ya que lo necesitamos para tener limpias nuestras manos allá donde vayamos. Su uso, aunque es realmente útil y es fundamental para mantener una buena higiene, también afecta a nuestra piel, así que es recomendable utilizarlo con cuidado y protegiéndonos.

¿Qué hago para cuidar mis manos?

El exceso de higiene puede acabar siendo perjudicial para una piel tan sensible. Tanto los geles hidroalcohólicos como el jabón en exceso arrastran la capa de grasa que cubre la piel dejándola sin su barrera de protección natural.

Así es como el uso de manera recurrente de estos geles, cuyo componente principal es el alcohol, provoca el resentimiento, la sequedad o la aparición de grietas e irritaciones en las manos. Por eso, siempre que podamos debemos lavarnos con agua y jabón y reservar el gel para aquellos momentos en los que no sea posible.

Cuando estemos en casa debemos utilizar jabones suaves que respeten el pH de nuestra piel. Además, el agua caliente puede contribuir a la deshidratación de las manos, por lo que es preferible lavarnos con agua tibia o fría. Tras cada lavado es importante el secado, las manos deben quedar completamente secas. Es conveniente no compartir toalla o utilizar toallitas de papel desechables. Para terminar, no pasaremos por alto ningún resto de humedad, cuando las manos están mojadas las infecciones son más probables y los gérmenes se transmiten con mayor facilidad.

La aplicación de una crema hidratante cada vez que nos lavemos (ya sea con agua y jabón o con gel hidroalcohólico) es tan importante como mantener las manos limpias. En este caso no vale con aprovechar la crema corporal y aplicarla en esta zona. Para evitar cualquier tipo de imperfección es necesaria una crema hidratante pensada especialmente para manos, y mejor aún si sus componentes son naturales y de rápida absorción. Y, en caso de que nuestra piel ya se vea afectada por el uso continuado de estos productos, es recomendable una crema regeneradora de manos o reafirmante. Este bálsamo ayudará a proteger las agresiones causadas y reparará en profundidad la salud y el equilibrio de nuestra piel.

Para una correcta reparación de esta zona también es importante administrar una cantidad generosa de crema por la noche, antes de acostarnos.

La hidratación es fundamental para mantener el cuidado de la piel de las manos, pero una exfoliación semanal también puede ayudar a eliminar las células muertas de la piel, culpables de esa desagradable sensación de aspereza.

En estos hábitos de higiene no debemos olvidarnos de las uñas. Es importante limpiarlas en profundidad y cortarlas a menudo, ya que en ellas se acumula suciedad y pueden ser causantes de la transmisión de infecciones.

¿Cómo podemos entonces acelerar el proceso de curación de las manos y evitar la aparición de eccemas?

  • Debes optar por jabones sin perfumes ni antisépticos y utilizar agua tibia para el correcto lavado de manos o en su defecto, utilizar la solución de toallitas húmedas desinfectantes para manos de Bioxán, pensadas especialmente para cuidar la piel.
  • Utiliza guantes siempre que vayas a realizar labores domésticas. Esto te ayudará a evitar el contacto directo con jabones, detergentes y productos de limpieza potentes, así como con disolventes y diluyentes, que resecan la piel.
  • Se recomienda no aplicar directamente con las manos lociones, cremas o tintes para el cabello. En estos casos siempre es preferible la utilización de guantes.
  • Evita los cambios bruscos de temperatura. Nuestras manos se cuartean con el frío y el calor, por eso en verano es tan importante la crema protectora.
  • Mantén las manos bien hidratadas. La hidratación nutre, regenera y protege la piel.

En definitiva, después de utilizar jabón o gel desinfectante de manera tan seguida como lo estamos haciendo ahora, es necesario cuidar las manos para evitar la sequedad e irritación de la piel. Así mantendremos nuestras manos sanas y, además, lucirán un buen aspecto.

Qué es el acné y cómo podemos combatirlo

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¿Qué es el acné?

El acné es una afección en la piel que aparece fundamentalmente en la adolescencia. Se define como un problema dermatológico que produce diferentes tipos de lesiones cutáneas: comedones (lesión más frecuente en los pacientes jóvenes), pápulas, pústulas y nódulos. Además, se considera lo suficientemente común como para denominarse fisiológico.

Se trata de una patología que altera el aspecto de la piel, y su diagnóstico, tratamiento y control debe ser dirigido por un dermatólogo ya que es el médico más capacitado. Grados leves de acné se observan numerosas ocasiones considerados como una manifestación temprana de la pubertad, más frecuente en mujeres que en hombres. A pesar de que el mayor número de casos se observa en la adolescencia (periodo que va desde los 13 a los 19 años) y que posteriormente su incidencia disminuye de forma constante, hay ocasiones en el acné puede persistir. De hecho, se estima que en torno al 78% de la población sufrirá esta afección a lo largo de su vida.

El acné en la mujer adulta

El acné en mujeres adultas es un problema muy frecuente que puede generar un gran impacto psicológico en la persona que lo sufre. Normalmente es el efecto de determinados cosméticos el responsable del inicio del acné, y los comedones las lesiones más habituales. Sin embargo, en esta edad influyen también factores desencadenantes o agravantes como el hábito de fumar, el estrés, la ansiedad, desarreglos hormonales o incluso la genética.

¿Cómo se trata el acné? Si por cualquiera de los motivos mencionados anteriormente empezamos a padecer esta enfermedad, el tratamiento debe ser el indicado por el dermatólogo. A pesar de que no haya un tratamiento especializado curativo, se pueden mejorar mucho las manifestaciones y en la mayoría de los casos mantenerlo totalmente suprimido.

Los tratamientos tópicos (aquellos que se aplican a la piel) se deben utilizar dos veces al día sobre las zonas afectadas y con un previo lavado empleando un jabón neutro. Así, generalmente los tratamientos necesitan de uno a dos meses para que se empiece a notar la mejoría.

El acné por el uso de la mascarilla

El acné producido como consecuencia del uso constante de la mascarilla es el nuevo y más habitual tipo de acné. La piel del rostro sufre por el roce continuo y eso da lugar a problemas para los que no estábamos preparados: eccemas, granitos, sequedad, dermatitis rosácea o acné. Pero ¿podemos ponerle fin a este problema?

Consejos para combatir el acné

Hay pautas recomendadas para controlar el acné, que incluyen en primer lugar el mantenimiento de una rutina de higiene, lo que evitará la acumulación de suciedad y por consiguiente los comedones abiertos (puntos negros).

Cuando tenemos un problema de acné, elegir los productos adecuados para cada tipo de piel es fundamental. Debemos procurar evitar por completo aceites o productos comedogénicos, es decir, aquellos que obstruyen los poros de la piel dando lugar a imperfecciones. Y, si no es estrictamente necesario para la aplicación del tratamiento, hay que evitar manipular las lesiones para una correcta recuperación.

Es importante evitar el uso de maquillaje ya que puede empeorar las afecciones de la piel. Y no solo eso, también las brochas con las que se aplica pueden ser un foco de bacterias, por lo que es conveniente limpiarlas a menudo con agua y jabón y procurar mantenerlas limpias antes de cada uso.

Mantener una dieta equilibrada que incluya frutas y verduras en todas las comidas también es muy recomendable en caso de desarrollar acné. En este caso debemos controlar y reducir lo máximo posible la ingesta de grasas.

Finalmente, lo ideal es aplicar una crema hidratante de rápida absorción antes de ponernos la mascarilla puesto que nos ayudará a reforzar la barrera protectora de la piel. Acostumbrarnos a hidratar bien el rostro, especialmente si hacemos un uso prolongado de la mascarilla, será vital para evitar la aparición de estas irritaciones.

Tips para el cuidado facial durante el verano

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La piel no mantiene el mismo estado durante todos los meses del año, lo que significa que en verano tiene unas necesidades distintas de las que tiene durante los meses de frío. Normalmente la piel del rostro tiende a volverse más grasa con el calor y la humedad, lo que hace que inevitablemente acumule más suciedad de lo normal. Si a esto le añadimos que durante las vacaciones de verano, por lo general, olvidamos y prestamos menos atención a la rutina facial, las consecuencias pueden ser fatales.

El verano es tiempo de disfrutar y descansar, pero en ningún momento debemos descuidar nuestra piel si lo que queremos es mantenerla limpia, sin brillos y luminosa. Es precisamente en esta época cuando la piel sufre en exceso, por eso necesitamos prestar especial atención y ser constantes con una rutina de cuidado facial, evitando así la deshidratación, el envejecimiento prematuro o la descamación.

Limpieza facial

Para huir de la sensación de sequedad o del efecto de la exposición a la radiación solar y los baños en la piscina o en la playa, la higiene es nuestra mejor aliada. Una buena rutina de limpieza es imprescindible para mantener la higiene facial, lo que dará lugar a una piel sana y bonita. Hay que lavar bien el rostro dos veces al día, por la mañana y por la noche (incluso cuando no hayamos utilizado maquillaje). Preparar nuestra piel en estos dos periodos nos ayudará a reeducarnos en el cuidado diario y a adquirir la costumbre.

Los poros dilatados son un problema común en verano como consecuencia del calor, la sudoración o la humedad, y en ellos se acumula suciedad. Para evitarlo necesitarás una limpieza de la piel más completa, pero recuerda no utilizar productos que puedan dañar tu barrera protectora. Elige el limpiador que mejor se adapte a tu tipo de piel y, una vez aplicado, retíralo con agua tibia. Si tienes por costumbre utilizar un tónico facial, este es el momento de aplicarlo (siempre sobre la cara limpia). Siguiendo esta rutina de forma regular conseguirás eliminar las células muertas y prevenir la deshidratación de tu piel.

Exfoliante después de la limpieza

La limpieza se puede completar con una exfoliación una vez por semana o cada dos semanas, según las necesidades de cada uno. Es un paso muy importante en la rutina de cuidado facial que acelera el proceso de regeneración de la piel eliminando toxinas y células muertas, quienes impiden una correcta oxigenación.

Exfoliar la piel es un cuidado básico durante todo el año, pero el verano tiende a volverla más grasa y, además, al estar expuesta a diversos factores externos, se generan más células muertas. Lo ideal es elegir el producto más adecuado en función de cada tipo de piel, especialmente aquellas personas que tienen la piel sensible, y aplicarlo a última hora de la tarde para evitar la sensibilidad que puede producir la exposición solar.

Hidratación de la piel

Tras la exfoliación es importante hidratar la piel, la clave para lucir un aspecto saludable y luminoso. En verano nos exponemos al sol, al aire acondicionado, al cloro, a la sal del mar y a otros factores que son perjudiciales y resecan nuestra piel. Si la hidratamos a diario, la ayudaremos a protegerla para que siga cumpliendo su función como barrera ante cualquier agente externo.

Además de utilizar una crema facial regeneradora rica en principios activos que ayuden a reforzar la defensa de la piel, es importante utilizar productos que retengan el agua en la superficie, y el sérum regenerador es el producto adecuado para ello. Contiene moléculas de ácido hialurónico que forman una película no oclusiva que retiene el agua, consiguiendo propiedades ultra hidratantes y protegiendo la piel de las agresiones externas gracias a la película que forma. Por consiguiente, el sérum tiene un doble efecto sobre la piel: multiplica su capacidad para mantener el nivel óptimo de hidratación y refuerza la barrera protectora.

Alimentación adecuada

Seguro que también habréis pensado en la importancia de beber agua para mantener la piel hidratada, y no os equivocáis. Es importante beber, al menos, 2 litros de agua a lo largo del día en verano, evitando así ingerir cantidades excesivas de bebidas con azúcar.

Llevar una dieta equilibrada también será crucial para hidratar nuestra piel. Es importante elegir alimentos que contengan mucha agua (como el melón o la sandía) y aprovechar las frutas propias del verano. Los frutos rojos, el kiwi o las fresas tienen altos niveles en Vitamina C (uno de los antioxidantes más valiosos), mientras que el aguacate o los frutos secos son muy ricos en Vitamina E.

Además de todos estos consejos, utilizar un buen protector solar, prestar especial atención a los labios y la zona del contorno de ojos (ligeramente más sensibles que el resto de nuestro rostro), aplicar mascarillas por la noche o beneficiarte del agua fría en la ducha ayudarán a que tu piel tenga un aspecto sano y radiante durante todo el verano.

Y tú, ¿Cómo preparas tu piel para el verano? ¿Haces alguno de estos cambios en tu rutina? ¡Cuéntanoslo en las redes sociales!

¿Cómo combatir los efectos en tu piel por el uso prolongado de las mascarillas?

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El uso de la mascarilla se ha convertido en poco tiempo en una obligación para todos, un elemento indispensable tanto en espacios públicos como en lugares al aire libre. En estos momentos resulta indispensable respetar las medidas de seguridad ante la amenaza de un posible rebrote, lo que significa que hacer uso de la mascarilla es vital.

Sin embargo, a pesar de que nos brinda la protección más efectiva contra el virus, implica ciertos riesgos para nuestra piel que no debemos pasar por alto.

Alergias por contacto

En primer lugar, es importante afirmar que esa posible incompatibilidad entre las mascarillas y el calor no existe, el uso de este tipo de protección no es incompatible con ninguna estación del año. La persona que no presente ningún tipo de alergia no tiene por qué desarrollarla como consecuencia del uso de la mascarilla. Sin embargo, en aquellas personas que sí sufren de alergia, es más probable que aparezcan eccemas por las gomas y los metales que lleva incorporados.

Enfermedades de la piel

Si nuestra piel ha desarrollado en algún momento enfermedades como la rosácea o algún tipo de dermatitis atópica o seborreica, el uso de este sistema de protección tiende a empeorarlas. La mejor manera de prevenirlo es cuidando constantemente nuestra piel aplicando cremas faciales regeneradoras con los componentes calmantes e hidratantes necesarios.

Se recomienda poner la crema una hora antes de utilizar la mascarilla y, si no es posible, evitar productos que dejen humedad bajo la tela. Cuando termine el día, debe realizarse la rutina habitual de limpieza facial para preparar la piel para la agresión de la siguiente jornada.

También debemos darle importancia a la limpieza de la piel. Bajo la mascarilla se acumula sudor, la grasa de la propia piel, la suciedad, el maquillaje… Y no tener los poros limpios puede obstruirlos y dar lugar a granitos o brotes de acné. Si limpiamos bien nuestra piel cada vez que nos quitemos la mascarilla y cogemos la rutina, evitaremos este tipo de imperfecciones.

Lesiones por compresión

El uso inadecuado de algunos tipos de mascarillas también puede acarrear ciertas lesiones en la cara. Si la llevamos muy apretada es muy posible que con el paso del tiempo aparezcan erosiones en las orejas y lesiones en los pómulos. Por eso es tan importante elegir el tipo de mascarilla que mejor se adapte a nuestro rostro, uno con el que nos sintamos cómodos y podemos llevarlo puesto durante largos periodos de tiempo.

Sudoración y excesos de humedad

Uno de los efectos secundarios que puede desencadenar el uso prolongado de la mascarilla (por ejemplo, en el puesto de trabajo) es un exceso de humedad, teniendo en cuenta que en verano sudamos más, nuestros poros se abren más y nuestro aliento de por sí ya genera mucha humedad.

En estos casos, lo ideal para evitar la aparición de irritaciones, eccemas o granitos en toda la zona cubierta por la mascarilla es hacer un descanso cada hora o cada dos horas para ventilar el rostro unos minutos en los casos en que sea posible, y cambiarla por una nueva cada cuatro horas.

Y, por último, ¡no olvidemos la protección solar! Parece que al llevar parte de nuestra cara tapada nos protegemos de la radiación, pero la realidad es justo lo contrario. Tanto en las zonas expuestas al sol como en las zonas cubiertas por la mascarilla es importante la aplicación de una crema protectora, especialmente en aquellas partes en las que más incide el sol, como puede ser la frente. De esta manera evitaremos la aparición de manchas y rojeces. También el contorno de ojos es una zona muy sensible y mucho más fina que el resto del rostro, así que prestemos atención a estos detalles para evitar males mayores.

After sun. ¿Por qué es tan importante su uso?

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Si estás en la playa o vas a irte pronto de vacaciones, es importante que conozcas el after sun. Sabemos que apostar por el protector solar adecuado es muy importante para proteger nuestra piel de la radiación, pero no por ello debemos olvidar que también necesitamos cuidados después de cada exposición.

¿Qué es el after sun?

El after sun es un producto corporal o facial que podemos encontrar en loción, gel o ampollas y que debe utilizarse para, después de la exposición solar, calmar y rehidratar la piel y compensar así la sequedad que el sol puede generar. En general, todos estos productos tienen una textura muy ligera de rápida absorción y su aplicación es sencilla.

¿Cómo y cuándo debemos utilizarlo?

Normalmente el after sun se aplica después de la ducha (es recomendable que el agua esté templada) cuando no haya restos que hayan podido quedar impregnados en nuestro cuerpo (la sal del agua, arena, protector solar, etc) y mejor si es por la noche, cuando comienza el proceso de regeneración celular. A pesar de que utilicemos un buen protector solar, el agua del mar y el cloro pueden dar lugar a una profunda deshidratación de la piel, además de que la propia radicación puede provocarnos quemaduras y rojeces. Este es el motivo de que sea tan importante aplicar una loción posterior, una vez que nuestra piel ha dejado de ser expuesta y ya no va a sufrir más los efectos nocivos del sol.

Debemos prestar especial atención y cuidado a determinadas zonas del cuerpo, especialmente la cara, el escote, el contorno de ojos y las manos. Por lo general, éstas suelen ser las partes de nuestro cuerpo más expuestas al sol y por tanto las más sensibles al fotoenvejecimiento. Son las primeras donde el sol deja su huella y donde antes aparecerán manchitas, arrugas o signos de flacidez.

Si nos acostumbramos a utilizar after sun de manera habitual durante las vacaciones, conseguiremos rehidratar la piel al instante y reduciremos el escozor y la tirantez, además de prevenir los signos del fotoenvejecimiento manteniendo nuestra piel más joven, radiante y luminosa. Y si lo que buscas es adquirir un bronceado bonito sin dañar la piel, este producto logrará que tu moreno dure más y sea más uniforme.

Aunque muchas personas lo piensen, no es lo mismo el after sun que la crema hidratante, ya que esta última únicamente hidrata la piel mientras que el primero además tiene propiedades calmantes e ingredientes destinados a regenerar la piel. Aun así, hay algunas cremas hidratantes que en un momento dado pueden cumplir la misma función calmante y rehidratante sobre la dermis.

Entonces, ¿por qué debo utilizar el after sun?

  • En primer lugar, porque rehidrata. Los rayos UVA provocan en la piel una pérdida de agua y una consecuente sensación de ardor y tirantez. Además, aceleran el proceso de envejecimiento degradando el colágeno y la elastina. Y precisamente una de las funciones del after sun es lograr que la piel recupere su hidratación habitual, bajar la inflamación y reparar los daños con ingredientes hidratantes y calmantes.
  • Evita la descamación. Aplicar el after sun todos los días después de la ducha durante el periodo de vacaciones es importante, pero ¿qué pasa cuando mi piel ya no va a estar expuesta diariamente al sol? Es recomendable seguir utilizando el producto durante las semanas siguientes para evitar que la piel se descame y pierda ese ese bronceado que tanto cuesta conseguir.
  • Baja la temperatura. Tras haber permanecido expuestos a la radiación solar, tanto la temperatura interna como externa de nuestro cuerpo son muy elevadas. El after sun ayuda a calmar el picor provocado por ese calor y es un refrescante cutáneo, lo que puede lograr la reducción de dos o tres grados.
  • Repara la piel y evita el fotoenvejecimiento prematuro. Manchas, arrugas y flacidez en la piel pueden ser algunos de los daños provocados por tomar el sol durante largos periodos. Los antioxidantes como la Vitamina C o la Vitamina E incluidos en estos productos neutralizarán esos efectos negativos.
  • Hace que la piel recupere elasticidad, suavidad y flexibilidad, dejando así un aspecto joven y sano.
  • Finalmente, porque prolonga el bronceado. Queremos que ese efecto dorado que adquiere nuestra piel dure el mayor tiempo posible y, además, queremos hidratar, calmar y reparar la piel sobrecalentada. Para ello es importante saber que el after sun es el único producto que puede lograr ese “todo en uno”, aportando a nuestra piel todos los componentes que necesita y reactivando la melanina protectora (lo que hará que el moreno perdure al menos dos semanas más).

No hay que olvidar que la piel guarda en la memoria el sol que ha tomado a lo largo de su vida, por lo que es en la edad madura cuando se ven las consecuencias de los malos hábitos frente al sol adquiridos durante la niñez o la juventud. Con todo ello, nunca es tarde para ponerle remedio y es posible prevenir el envejecimiento prematuro de la piel si se toman las precauciones adecuadas.

La crema corporal reafirmante de Bioxán puede aplicarse a modo de after sun puesto que está desarrollada especialmente para el tratamiento de las pieles dañadas y sensibles, con efectos calmantes, suavizantes, renovadores y regenerantes que se notan desde la primera aplicación.

Beneficios del ácido hialurónico para la piel

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El ácido hialurónico es uno de los activos antiaging preferidos tanto para doctores como para consumidores gracias a sus favorables resultados. Pero…

¿Qué es el ácido hialurónico?

Se trata de una molécula que existe de forma natural y predominante en nuestra piel y que aumenta la capacidad de las células para retener el agua.  La piel joven es muy rica en ácido hialurónico natural ya que a edades tempranas tiene la capacidad de producirlo diariamente. Este es el motivo de que la piel se mantenga joven e hidratada, algo que ya sea por factores intrínsecos (la edad) o extrínsecos (la exposición solar o los contaminantes ambientales), disminuye inevitablemente con el paso de los años. Poco a poco la capacidad de producir este componente va despareciendo, lo que hace visibles los efectos de la deshidratación, la aparición de arrugas y la pérdida de volumen.

Además de estar presente en la piel, el ácido hialurónico es un componente que también se encuentra en articulaciones y cartílagos, de manera que, dependiendo de la zona, cumple diferentes funciones: desde ayudar a evitar que se produzcan fricciones dolorosas en las articulaciones hasta funcionar como reconstituyente en los cartílagos, pasando por su función como hidratante y de soporte en la piel para mantenerla joven.

De este modo, se trata de un elemento clave para el buen funcionamiento de muchos tejidos, pero sin duda sus propiedades antiaging son las que lo han colocado como un ingrediente fundamental en los tratamientos estéticos.

¿Para qué sirve el ácido hialurónico y qué beneficios tiene sobre la piel?

El ácido hialurónico es uno de los ingredientes de más éxito en cosmética y en medicina estética, y la razón es que es uno de los mejores componentes para cuidar y rejuvenecer la piel. Por eso, te explicamos cuáles son sus principales beneficios:

1. Hidrata

Gracias a su capacidad de absorción, es un componente hidratante poderoso. Además, asegura una hidratación permanente en la piel, facilitando la atracción y retención de agua en la dermis y epidermis.

2. Ayuda a la creación de colágeno

Ayuda a la restauración y mantenimiento de la firmeza cutánea, que se ha perdido por el paso de los años y por factores externos, ya que promueve la formación de colágeno, proteína que contiene propiedades para regenerar tejidos y sostiene nuestra piel.

3. Rejuvenece la piel

Durante el envejecimiento la pérdida de hidratación es muy significativa, lo que da lugar a que se pierda también la elasticidad en la piel. Se trata de la principal molécula involucrada en el aumento de elasticidad, mejorando el aspecto de la piel y rejuveneciéndola con cada aplicación.

4. Reduce las arrugas

Al aportar hidratación, rellena la piel dándole volumen y de este modo consigue reducir las arrugas y los signos de edad. Actúa sobre los surcos de expresión generando una estructura similar a una malla subcutánea, la cual ejerce un efecto tensor en las capas más profundas de la piel actuando como relleno. Los resultados más efectivos en este punto se consiguen aplicando el sérum en crema.

5. Retiene el agua en la epidermis

Es un componente que actúa como una esponja, es capaz de retener grandes cantidades de agua en la piel, lo que aporta volumen, reduce las arrugas y difumina visiblemente las líneas de expresión.

6. Suaviza piel

Al ejercer propiedades hidratantes sobre la dermis, el ácido hialurónico deja la piel completamente humectada y reafirmada; por lo tanto, con un aspecto más liso y un tacto muy suave.

7. Complementa tratamientos estéticos

En caso de someterse a un tratamiento de estética, el ácido hialurónico en sérum o en crema es ideal para mantener los niveles de firmeza, volumen, suavidad y sobre todo hidratación cutánea.

Conforme vamos cumpliendo años, los cambios que experimenta nuestro cuerpo son notables, y el cuidado de la piel es uno de los más importantes. Componentes como el ácido hialurónico incluido en sérum lograrán que tengamos un aspecto con el que nos sintamos bien y seguras de nosotras mismas.

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